A las urnas

De ser necesaria, la batalla de diciembre se definirá entre los dos que hoy reciban la mayor cantidad de votos en una nación con 15 millones de electores entre sus 19,3 millones de habitantes y que inició en 1990 el retorno a la democracia tras la dictadura militar que gobernó desde 1973. Los senadores, diputados y consejeros sí serán elegidos hoy y asumirán también el 1 de marzo de 2022.

El rumbo que se marcará hoy consolidaría o sepultaría el anhelo de cambio social que estalló el 18 de octubre de 2019 con multitudinarias protestas callejeras contra un plan gubernamental de encarecer el transporte público que provocó un hondo conflicto, arrinconó al viejo modelo de economía de mercado y exhibió el empobrecimiento de los chilenos.

En este contexto, la sorpresiva irrupción de Kast—tildado de ultraderechista, ultraconservador, pinochetista, fascista y populista—alteró las más variadas predicciones de que Chile enterraría cualquier vestigio de la dictadura.

“Kast es un peligro, es una preocupación”, afirmó la chilena Lorena Pizarro, presidenta de la (no estatal) Agrupación de Familiares de Detenidas y Detenidos Desaparecidos (AFDD).

“Tenemos a una derecha que está usando todos sus esfuerzos para apuntar a la posibilidad de fortalecer a Kast, vinculado a la dictadura, al ideario de Pinochet, un fascista, levantándolo con mucha fuerza para que sea la preferencia de aquellos sectores que quieren detener los avances del pueblo”, dijo Pizarro a EL UNIVERSAL.

“Kast representa a una derecha desesperada que ante la multiplicidad de candidatos que no pertenecen a ese sector político, hace que su posibilidad de pasar a segunda vuelta sea real”, explicó.

Al admitir que Kast debilita a los aspirantes izquierdistas, aclaró que tampoco significa que la derecha ganará. “No creo que la derecha gane, pero hay una sobreexposición de Kast y de la derecha para asegurar su triunfo y con eso decepcionar a la gente para que él gane siendo una minoría”, recalcó.

En un encuentro esta semana con medios extranjeros de prensa, Kast negó ser de ultraderecha, prometió “romper los esquemas políticos tradicionales” y defendió a Pinochet frente a los regímenes izquierdistas de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Hay “diferencia” con lo que ocurre en Cuba, Venezuela y en particular en Nicaragua, ya que la situación nicaragüense, con el arresto en 2021 de la oposición previo a los comicios del 7 de este mes, “refleja plenamente lo que en Chile no ocurrió (con Pinochet): se hicieron elecciones democráticas y no se encerró a los opositores políticos. Eso marca la diferencia fundamental”, adujo.

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Brecha social

Después de la conmoción ocasionada por los disturbios de 2019, el panorama social chileno emuló al del resto del mundo por la sacudida sufrida por el coronavirus, cuyo primer caso en Chile fue confirmado el 3 de marzo de 2020.

La CEPAL alertó en octubre anterior que, “en el marco de la pandemia”, en Chile reapareció un problema de nutrición. “La desnutrición estaba erradicada (en Chile) y donde entre 2019 y 2020 se observó un incremento de esta en la población preescolar (un 1,7% en prekínder y un 1,3% en kínder), sumado a un aumento de la obesidad en los escolares de hasta noveno grado (de un 23,5% a un 25,4%)”, aseguró.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) informó que el número de personas víctimas de la desnutrición en Chile llegó a 500 mil de 2000 a 2008, subió a 600 mil de 2009 a 2013, bajó a 500 mil de 2014 a 2016 y aumentó otra vez a 600 mil de 2017 a 2020.

Datos oficiales mostraron que, por Covid—19, Chile pasó de 167 mil 355 contagiados y 3 mil 100 decesos al 13 de junio de 2020 a un millón 740 mil 496 y 38 mil 94 muertos a ayer, cuando contabilizó 39 millones 642 mil 261 dosis aplicadas de la vacuna contra esa enfermedad.

Por impacto de la emergencia sanitaria, Chile registró en 2020 una contracción económica del 5,8% al 6% y en 2021 podría lograr una recuperación del 9,2%, según el Fondo Monetario Internacional (FMI) y CEPAL.

La pandemia volvió a desnudar los dramas sociales chilenos que fueron destapados, con intensidad, con los violentos sucesos callejeros de 2019. Pese a que Piñera maniobró para enterrar su plan sobre transporte e intentar contener el descontento, la bomba explotó en un escenario vulnerable a la descomposición.

En un informe que entregó a este diario, la (no estatal) Fundación Superación de la Pobreza en Chile precisó que, medida más allá de los ingresos y calculada por acceso a salud, educación, seguridad social, vivienda y convivencia social, la pobreza multidimensional llegó en 2019 al 20,7% o el equivalente de unos 3,6 millones de chilenos.
Los datos oficiales precisaron que, de acuerdo con ingresos monetarios, la pobreza disminuyó del 40% en 1990 al 8,6% 0 aproximadamente 1 millón 500 mil pobres en 2017.

Un estudio de CEPAL mostró que, en 2017, el 1% más adinerado de Chile se quedó con 26,5% de la riqueza y el 50% de los hogares de menos ingresos accedió solo al 2,1% de la riqueza neta.

La antigua imagen chilena de ser el molde a copiar o el buque insignia del progreso socioeconómico para América Latina y el Caribe se destiñó con rapidez y atizó la vieja pelea con votos entre izquierda, centro y derecha.

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