San José. – El resultado de la primera ronda de los comicios presidenciales de Colombia confirmó que una tendencia electoral recorre por América Latina y el Caribe: el castigo a las clases políticas tradicionales y las ansias generalizadas de cambio, con riesgo de que en la realidad… nada cambie. 

Los ejemplos abundan sobre la masiva muestra en las urnas del agudo malestar y hartazgo del electorado con partidos y políticos que, por décadas, incumplieron su añeja y desteñida promesa de ofrecer un venturoso porvenir y, en paralelo, atizar la corrupción con sus secuelas de deterioro socioeconómico, oleadas migratorias, inseguridad y penetración del crimen organizado. 

“El desencanto con la democracia perdura”, aseguró el politólogo costarricense Carlos Murillo, director del Centro de Investigación Observatorio del Desarrollo de la (estatal) Universidad de Costa Rica. 

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“La tendencia es generalizada en América Latina: un creciente descontento de la ciudadanía con la clase política tradicional, sin importar que sea de derecha o de izquierda mientras haya estado vinculada a la estructura de poder”, dijo Murillo a EL UNIVERSAL. 

“El electorado favoreciendo mucho al ‘outsider’ (persona que está o viene de afuera). Se dice que ‘como no nos ha servido lo que ha habido hasta ahora, cambiemos’. El descontento es general”, agregó.

De norte a sur

El izquierdista mexicano Andrés Manuel López Obrador triunfó en 2018 sobre las estructuras gobernantes por casi 90 años en México de los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional. 

El centroderechista costarricense Rodrigo Chaves derrotó en 2022 en Costa Rica al tripartidismo de Liberación Nacional, Unidad Socialcristiana y Acción Ciudadana y la izquierdista hondureña Xiomara Castro venció en 2021 en Honduras al bipartidismo de Liberal y Nacional. El izquierdista peruano Pedro Castillo ganó en 2021 frente a los partidos políticos y coaliciones que gobernaron en Perú desde el retorno de la democracia en 1980. 

El izquierdista chileno Gabriel Boric salió victorioso en 2021 ante las fuerzas políticas que gobernaron por más de 30 años en Chile tras 17 de dictadura militar. El centroderechista salvadoreño Nayib Bukele arrasó en 2019 en El Salvador sobre el bipartidismo del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y la Alianza Republicana Nacionalista que gobernó en más de 27 años de posguerra. 

El centrista dominicano Luis Abinader acabó en 2020 en República Dominicana con 54 años de bipartidismo de Liberación Dominicana, Revolucionario Dominicano y Reformista. 

El izquierdista Gustavo Petro, candidato de Pacto Histórico, y el centroderechista Rodolfo Hernández, de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, avanzaron el pasado domingo a segunda ronda de las elecciones presidenciales de Colombia, prevista para el 19 de junio próximo, tras llevar a un contundente fracaso a los partidos que gobernaron en ese país en más de 211 años. 

Aunque en 2022 completó una carrera de más de 31 años como representante, senador, alcalde mayor de Bogotá, diplomático en Europa y candidato presidencial en 2010 y 2018, Petro nunca integró el establecimiento o bloque de poder y se enlazó a mayorías sociales que exigieron cambio y castigaron a la vieja política de centroderecha y derecha. 

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Millonario y excéntrico, Hernández tampoco integró tradicionalismo político, pese a que fue alcalde de Bucaramanga, en el nororiente del país, y también consiguió captar el apoyo de millones de votos de expresión del descontento social y del repudio al antiguo aparato partidista.
 
La centroderecha y la derecha de Colombia parecen aglutinarse en torno a Hernández, temerosas del ascenso al poder del izquierdista Petro. 

“Hernández puede dar la sorpresa y ganar en segunda ronda. Discursos como los de Bukele o Boric atraen a la población. Hernández podría llegar a ser presidente con un discurso que tambalea las bases de la política en general en América Latina”, afirmó Murillo. 

Coaliciones y movimientos herederos de fuerzas del siglo XX gobiernan en Argentina, Cuba, Nicaragua, Venezuela, Uruguay, Bolivia, Paraguay, Panamá y Ecuador. Ningún partido de Guatemala repitió en la presidencia desde el retorno a la democracia en 1986, pero una influyente minoría económica y militar controló siempre el poder. 

El ultraderechista Partido Liberal, de Brasil, nació en 2006 y en 2019 ganó la presidencia con Jair Bolsonaro, pero su origen está en el régimen militar que gobernó de 1964 a 1985.

Factor Covid-19

Para el politólogo, sociólogo y relacionista internacional boliviano Franco Gamboa, profesor de la (estatal) Universidad Mayor de San Andrés, de Bolivia, “la crisis” de representación de las fuerzas liberales y las élites que defendieron la política económica de mercado “responde a una razón estratégica: la crisis económica generada por el Covid-19”. 

“Los efectos de este factor sanitario fueron devastadores en la economía familiar, en el mercado laboral y el aumento de la desigualdad social en toda América Latina”, narró Gamboa a EL UNIVERSAL. 

“Las élites políticas y económicas no pudieron reaccionar en forma inmediata y efectiva, lo que generó un efecto electoral que cobró facturas contra los partidos tradicionales y de corte liberal en los enfoques de la economía”, añadió. 

Al plantear que el efecto social negativo del coronavirus hizo que “ningún régimen democrático” enfrentara con eficacia el aumento de la pobreza y la desigualdad en ingresos, alegó que en Colombia se evidenció “la expectativa electoral de la población”. 

“La subordinación de la política social al desastre económico de la pandemia provocó una insatisfacción que se expresó en el desprecio del elector hacia las decisiones tradicionales que privilegiaron el mercado antes que las fuertes demandas de equidad y justicia social en salud y seguridad laboral”, insistió. 

Luego de Colombia, la siguiente parada electoral del área será en Brasil con una primera ronda de comicios presidenciales y legislativos el 2 de octubre próximo y la segunda para presidente el 29 de ese mes.

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