Este 16 de enero, el Gobierno de la Ciudad de México restablecerá el servicio del Tren Ligero del tramo de Tasqueña a Estadio Azteca, tras seis meses de trabajos de rehabilitación, en los que se ajustó el trazo, se cambiaron vías y se remodelaron la estaciones.

El secretario de Movilidad, Andrés Lajous Loaeza, informó que desde el 1 de enero se realizan las pruebas para que los conductores se familiaricen con las nuevas velocidades, y aseguró que el 16 ya estará abierto para los usuarios.

El titular del Servicio de Transportes Eléctricos (STE), Guillermo Calderón, comentó que los conductores deben adaptarse con la nueva marcha, debido a que el trazo se mejoró y podrán circular hasta en 60 kilómetros por hora, cuando anteriormente eran de 10 a 20 kilómetros por hora.

“Al aumentar la velocidad, los conductores deben tener mayor precaución en el acercamiento a las estaciones y fundamentalmente en la parte de aceleramiento y frenado”, expuso.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Calderón afirmó que con la rehabilitación del Tren Ligero, que inició el 1 de julio de 2019, se reducirá 40% el tiempo de viaje entre terminales y el de espera por unidad pasará de 8 a 5 minutos.

“Las condiciones de las vías eran insostenibles, obligaba a suspensiones continuas y a tener velocidades muy bajas de 10 kilómetros por hora, cuando el tren está diseñado para circular a 40 o 50 kilómetros por hora, ahora estarán circulando a estas velocidades”.

El titular del STE destacó que esta obra se realizó desde la construcción de un nuevo soporte para vías que incluye durmientes y balasto (material de grava especial que se asiente sobre la plataforma donde están instalados los rieles), para resguardar la estabilidad de los trenes al circular; hasta la sustitución completa de la vía.

El primer paso fue el retiro de la parte férrea, el riel, las fijaciones, las cuñas y las planchuelas (que es lo que une a los rieles), toda la parte metálica se retiró y fue trasladado a una bodega en el pueblo de San Andrés Tetepilco y se venderá como acero a alguna fundidora.

Posteriormente se demolió la parte de concreto fracturada y que sostiene las vías, después se abrió un cajón de un metro de profundidad y del ancho de cada una de las vías, se rellenó y compactó la parte del suelo hasta alcanzar el nivel donde se colocó la primera cama de balasto y el soporte de las vías, y se colocó una capa adicional de balasto que le da el soporte y la estabilidad a los rieles.

La inversión fue de 285 millones de pesos y la empresa COMSA se encargó de realizar el mantenimiento, en el que se incluyen la reparación del suelo, la colocación de balasto, durmientes y la compra de riel, mismo que fue importado de España y Polonia.

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