Toluca, Méx.— “Reparo desde un dedo, ojos y pestañas hasta el Niño Dios completo”, afirmó el artesano Hugo Terrón Navarrete, quien desde hace 30 años restaura imágenes religiosas en su local ubicado en el Mercado 16 de Septiembre.

Cientos de Niños Dios están expuestos en el local 613 y en otros más de este mercado público ubicado en el centro de Toluca.

Aquí por ejemplo, restaurar un dedito cuesta de 30 a 40 pesos, mientras que un trabajo general de un Niño Dios, con pintada de cuerpo completo, en promedio cuesta 250 pesos, indicó Hugo en entrevista con EL UNIVERSAL.

Tras la pandemia ha bajado la cantidad de figuras que restaurar, reconoció el artesano, quien empieza a trabajar desde diciembre arreglando esculturas de la Virgen de Guadalupe y piezas del nacimiento.

Cabe recordar que en México un Niño Dios permanece por años y décadas en una familia, y que luego de las fiestas decembrinas muchas de las imágenes sufrieron daños en alguna caída o simplemente el paso de los años ha hecho que pierdan alguna de sus extremidades, pestañas, color, brillo y acumulen polvo, de ahí la importancia del restaurador.

Para el 2 de febrero, Día de la Candelaria, el Niño Dios en cada familia debe lucir como nuevo y con sus mejores prendas para llevarlo a bendecir a la iglesia de su colonia, de ahí que en la víspera los dueños buscan actualizar el ajuar de sus niños.

Este año el traje de moda es “de hebreo” con túnicas árabes, indicó el artesano, quien también ofrece a sus clientes, en su mayoría mujeres, vestir al santito.

El Niño Hebreo de la abundancia, el Niño Hebreo de los Enfermos, Niño Hebreo del Buen Pastor y el Niño Hebreo de la Salud, así como el Rey de los Árabes, son los trajes que tras el Mundial en Qatar se pusieron de moda.

El costo de vestir a un Niño Dios depende del tamaño y del modelo y va desde los 60 a 150 pesos, si es el traje sencillo de bebé, y de 250 a 600 pesos todo el ajuar si es de los niños hebreos, explicó Hugo Terrón, mientras pintaba los ojos y el rostro de un santito.

Para este oficio el buen pulso y el gusto por el detalle son virtudes básicas, para poder delinear las diminutas figuras y rostros de los niños, señaló el artesano.

“Me costó trabajo encontrar quién restaure mi Niño Dios, le faltaban dos deditos y durante la pandemia acumuló mucho polvo”, afirmó Delia, quien acudió al Mercado 16 de Septiembre a reparar su niño, en el que este año invirtió casi mil pesos, pues también estrenó un traje de Niño hebreo de la Salud.

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