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Como parte de la construcción del Tren Interurbano México-Toluca, las 18 esculturas de la exposición Columnas, que se ubicaban en el camellón de avenida Vasco de Quiroga, fueron restauradas.

De acuerdo con la Secretaría de Obras y Servicios (Sobse), ocho de las esculturas fueron reubicadas en el Parque La Mexicana.

Las obras que pueden ser apreciadas en esta zona de Santa Fe son: El Universal I y II, de José Luis Cuevas; Intersecciones, de Francisco Castro Leñero; Columna, de Gustavo Pérez; Marsyas I y II, de Paul Nevin, y una sin título, de Manuel Felguérez.

La dependencia capitalina dio a conocer que las 10 piezas restantes se encuentran en el taller de restauración, donde se les da mantenimiento dos veces; éstas, detalló, serán llevadas de regreso a la avenida Vasco de Quiroga, una vez que concluyan los trabajos del tren.

En el taller de restauración, ubicado dentro de la Alameda Poniente, se resguardan las esculturas Hombre y Mujer, de Gabriel Macotela; Pendular y Angular, de Tatiana Montoya; Del Buen Amor I y II, de Roger Von Gunten; Torre Fragmentaria y Columna Piranesi, de Alberto Castro Leñero, y Columna al Viento I y II, de Fernando González Gortázar.

“Los sitios de reubicación los determinará el Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos (Comaep) y la Asociación de Colonos de Santa Fe, quienes son los custodios de las piezas escultóricas”, precisó la dependencia.

Recuperación. La exposición Columnas fue presentada en 2000, en el camellón del Paseo de la Reforma y durante tres años las obras fueron llevadas al Bosque de Aragón. En 2010, la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México reubicó las esculturas en el camellón de Vasco de Quiroga.

En noviembre de 2016, la Sobse retiró y trasladó las 18 esculturas a un taller temporal, donde las sometieron a un proceso de restauración para recuperar su valor estético, pues se encontraban deterioradas a consecuencia del paso del tiempo y las condiciones del clima.

La dependencia explicó que dos de las esculturas se llevaron a un taller especializado derivado del elevado deterioro que presentaban, por lo que tuvieron que reconstruirlas en su totalidad bajo la aprobación e intervención de su autor, el escultor mexicano Gustavo Pérez.

Detalló que “las piezas de acero se evaluaron con estudios de capa pictórica para determinar si el metal presentaba fisuras o problemas de soldadura, así como con análisis metalográficos que sirvieron para seleccionar los métodos más adecuados para la rehabilitación”.

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