"Alcen el instrumento para que todos puedan verlo y la gente les dé el paso".

Las trompetas hasta atrás, los trombones a un lado, los guitarrones en medio, violines y los charros cantores al frente y la patrona de los músicos, Santa Cecilia, en el extremo derecho del escenario. "Dejen pasar a las armonías, ya vamos a empezar".

La plaza de Garibaldi está llena. Hay muchos músicos que no pueden llegar al escenario. La gente chifla. Ya van a ser las 12 y la gente no abre el paso para que los músicos toquen sobre el templete.

Faltan nueve minutos... "los mexicanos somos unidos. Hay que apoyarnos", dice la presentadora de la feria dedicada a la Santa.

Cecilia fue una mujer cristiana que sufrió la persecución de la iglesia católica, ya que era cristiana y había dedicado parte de su vida a darle sepultura a aquellos cuerpos de cristianos.

Se dice que cuando intentaron sofocarla hasta la muerte con gases nocivos ella permaneció cantando.

El escenario en la plaza está lleno también. La gente bebe refresco en vasos plastificados. "Este es mi instrumento", dice un señor mientras sube a la altura de sus ojos una cuba.

"Faltan la mitad de los compañeros y ya van a ser las doce... a ver si pueden tomar foto de la gente", repiten las presentadores. Pero contestan con chiflidos y un "ehhhh...".

Quedan tres minutos. "A cada rato tres minutos, qué onda. ¿Por qué dicen eso?", grita el señor de la cuba.

Mientras los adultos se ponen de acuerdo, los niños buscan mejores lugares aproximándose a los árboles o subiéndose en los bancos que trajeron desde casa.

"Va... un dos"

Ya se tocan las mañanitas. Los trompetistas se quedan a un extremo del escenario. La gente llora. Las mujeres que cumplen años este 22 de noviembre se abrazan. Otros tantos bailan sobre su lugar y graban.

Después de las mañanitas va una porra. Y la canción especialmente dedicada a La Santa "Cecilia lindo amorcito. Quisiera darte un besito. Con esos lindos ojos eres una linda criatura ..."

La pieza termina. Y empieza "El son de la negra", "La marcha de Zacatecas". Y los mariachis se ponen de acuerdo varias veces. Los vendedores de dulces y recuerdos fosforescentes ya no se mueven de su lugar, solo ven el escenario y a su patrona que como cada año es festejada en su plaza con música y alcohol.

ml

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