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A pocos días de que concluya la última Asamblea Legislativa de la Ciudad de México, los diputados locales regresaron al origen de donde sesionaba la Diputación Permanente años atrás: el salón Heberto Castillo.

Lo hicieron porque el pleno parlamentario de Donceles y Allende fue cerrado temporalmente para darle mantenimiento en general y poder recibir, en casi un mes, a los nuevos congresistas de la capital.

Con una hora y media de retraso, pero con más diputados que en las sesiones anteriores, el desahogo de 31 puntos de acuerdo transcurrió de manera normal, aunque con notable falta de espacio para que las edecanes pudieran llevar café o refresco a los diputados locales.

“¿Me da permiso por favor?”, se escuchaba decir una y otra vez a la edecán que se acercaba a los asambleístas, pero que tenía que esquivar a asesores y fotógrafos.

Desde el pasado 18 de julio, el presidente de la Mesa Directiva, Juan Gabriel Corchado, y la Comisión Instaladora del Primer Congreso local, que encabeza el diputado José Alfonso Suárez del Real, acordaron que el primer miércoles de agosto se sesionaría en el salón Heberto Castillo, bajo el argumento de entregar el recinto histórico “con todas las de la ley: restaurado y rehabilitado”.

Hubo quórum, nueve diputados, y como si se estuviera en un salón de clases —así se veían los legisladores— el presidente de la Mesa Directiva, esta vez Suárez del Real, pidió a sus homólogos que se sentaran para tener una mejor interacción.

“Diputado [Miguel Ángel] Abadía, si gusta usted pasar a la curul que queda presente. Bien”, dijo Suárez.

Afuera, el coordinador parlamentario del PRI, Israel Betanzos, llegó a prisa, se dirigió al recinto y se topó con la puerta cerrada.

“¡A chingá!”, de inmediato le señalaron que la sesión era en el Heberto Castillo y lo acompañaron al lugar.

Se sabe que la rehabilitación del recinto se encuentra bajo la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), toda vez que personal de mantenimiento fue capacitado para llevar a cabo esos trabajos de conservación.

De acuerdo con el asambleísta de la fracción de Morena, los más de 300 millones de pesos que fueron etiquetados desde el presupuesto de este año para la transición ya contemplan el apartado de mantenimiento.

Durante un recorrido por el interior del recinto del Poder Legislativo de la Ciudad, se constató que la rehabilitación de este inmueble avanza rápidamente ante la cercanía del inicio del próximo Congreso local.

Se apreció que personal de limpieza trabaja a marchas forzadas en el lavado de alfombra, en la pinta del recinto, así como en los pasillos y salones principales.

Suárez del Real ha destacado que durante el proceso de transición ha encontrado convicción, institucionalidad y eficiencia que permiten garantizar una entrega completa y pulcra, para dar paso al primer Congreso de la Ciudad de México.

De manera formal, el 18 de julio comenzó el pase de estafeta sobre el estatus administrativo, laboral y legislativo al Congreso local.

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