El queso es uno de los alimentos de origen animal más consumidos en el mundo. Tan solo en México, el consumo de queso nacional es de más de 400 mil toneladas, es decir, los mexicanos tienen un consumo por persona de entre 2.1 y 6 kilogramos de queso al año, de acuerdo con The Food Tech.
Pese a su alto consumo y múltiples beneficios como brindar calcio al cuerpo y ayudar a la absorción del mismo mediante las vitaminas A y D, así como ser una gran fuente de proteínas de alta calidad, hay algunas contradicciones que impiden que todas las personas puedan consumirlo. Entérate de quienes no deberían comerlo.
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Personas hipertensas
Debido al alto porcentaje de sodio con el que está compuesto el queso, las personas que sufren de una presión arterial alta no deberían comerlo. Los mismo sucede con quienes lleven dietas libres de sodio, por ejemplo, pacientes con insuficiencia renal crónica u otras enfermedades graves en el hígado.
Personas con cardiopatías
Ya que muchos quesos tienen un exceso de grasas saturadas en su composición, las personas que padezcan de cardiopatías deberían evitarlos. De no hacerlo, podría elevar los niveles de colesterol malo en las arterías, así como de triglicéridos, provocando ataques al corazón. Asimismo, no se recomiendan a personas que intenten bajar de peso.
Un buen dato es que hay versiones sin grasa en el mercado como el queso fresco, el ricota o cottage, sin embargo, pueden aumentar los niveles de sodio. Es importante que estés al tanto del etiquetado y no pases de los 40 g al día si padeces estas enfermedades.
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Intolerantes a la lactosa
No sobra decir que las personas que no pueden procesar la lactosa deberían evitar el queso, ya que el ingrediente principal es la leche de vaca. Comerlo podría provocar inflamación del estómago, náuseas, dolor de cabeza, mareos, vómito y diarrea.
Hay personas que pueden procesar el queso, más no la leche. Regularmente se debe al bajo porcentaje de lactosa que tienen, por ejemplo, el suizo, cheddar o parmesano. Los quesos maduros sin ideales para intolerantes a la lactosa, pues las bacterias responsables de la maduración metabolizan la enzima convirtiéndola en ácido láctico. Algunos de ellos son el gruyère, el camembert o el comté, aunque suelen tener más grasa.
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Ahora lo sabes, si eres una persona con problemas hepáticos, cardíacos o para procesar la lactosa deberías evitar la mayoría de quesos. Aunque hay opciones incluso veganas, lo mejor es consultar a un médico que te recomiende un sistema de nutrición adecuado para ti, quizás sin tener que dejar el queso.
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