Hace apenas un año le dedicaba algunas líneas a Tomás Postigo, uno de los más innovadores y experimentados enólogos de Ribera del Duero, quien pusiera en marcha a la mítica Pago de Carraovejas por allá del 1988. La semana pasada, con la complicidad de Iván Galván, gerente de marca de Enotelia, tuve la oportunidad de encontrarme con este interesante personaje en una mesa de la Ciudad de México.

Tomás ha sido un pionero en múltiples campos… Podas en verde, aclareo de racimos, exigentes selecciones manuales, movimientos exclusivos por gravedad, fermentación de racimos y granos enteros e incluso “vinificación integral”

, tendencia que hoy marca el rumbo para decenas de productores en el Viejo y Nuevo Mundo, han sido parte de su filosofía productiva desde hace años. Ahí le va un dato revelador: Tomás Postigo es uno de los pocos bodegueros, posiblemente el único, que incorpora a la Malbec como un complemento natural de la Tinto Fino (Tempranillo), la Cabernet Sauvignon y la Merlot en todos y cada uno de sus tintos ribereños . Alucinante, ¿a poco no?

Pero la innovación poco tiene que ver con la implementación de rebuscados procesos enológicos. Antes de probar sus vinos, Tomás afirmaba que la base de cualquier proyecto vitivinícola debe ser el cuidado del viñedo y la cosecha, es decir, “trabajar de cerca con los viticultores para conseguir una fruta de gran condición”. Después, en su propia voz, simplemente basta con seguir la lógica y respetar la materia prima.

¿Los vinos…? Revelan dicha filosofía . Empezamos con el Tomás Postigo Blanco, un Verdejo que surge en la zona de Nieva, en Segovia. La fruta, que procede de una pequeña franja de vides en pie franco, se selecciona de forma manual, se prensa verticalmente, se fermenta en roble y se cría durante 8 meses en barricas francesas de primer uso. El resultado es un caldo de gran densidad, lleno de fruta blanca madura, con tonos florales y agradables matices especiados. Un vino que hay que probar sí o sí.

Después llegaron dos ensambles de Tinto Fino, Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec

, el primero con 12 meses de crianza en roble francés y el segundo, mucho más pleno, en su quinto año de desarrollo entre madera y botella. Si pudiera resumir la expresión aromática de ambos apuntaría a frutalidad, balsámicos, herbales y especiados; en boca, los dos cálidos, estructurados, con taninos plenos y acidez vibrante.

Para cerrar con broche de oro, una revelación… Imagine usted una selección de racimos procedentes de las 18 mejores parcelas con las que colabora Tomás Postigo

, con el mismo enfoque sobre Tinto Fino, Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec; fermentación de granos enteros en barrica francesa nueva, tanto alcohólica como maloláctica; crianza en roble francés nuevo de grano extrafino, adquiriendo así un total de 200% de madera nueva, y otros 2 añitos de maduración en botella. Su nombre es Tomás Postigo Vinificación Integral 2014.

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