Periodismo de investigación

“Los narcos duermen en nuestras camas”

A falta de drenaje, los habitantes se bañan y beben el agua sucia de un riachuelo.
A pesar de vivir en la pobreza, algunos sueñan con ser médicos, maestros y cantantes cuando sean mayores.
Para ir a la escuela o para encontrar momentos de esparcimiento, los niños desplazados lo hacen descalzos.
Los niños de la comunidad tienen que caminar una hora para llegar a la escuela.
En el día, las mujeres se dedican a cuidar a los niños y a las labores del hogar; los hombres, a la siembra de maíz.
“Les dimos a los narcos nuestros terrenos, nuestras casas, nuestras cosas, todo… todo. Ahora están durmiendo en nuestras camas”, dice Claribel, una de las mujeres desplazadas que vive preocupada por sus hijos
En La Libertad hay nueve casas de adobe y madera, todas con pocos muebles. Hay cuatro cerdos y unas cuantas gallinas.
03/06/2017 |03:33Redacción |
Redacción El Universal
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