Su objetivo era ganar dinero. Cuando Sam McKnight (Escocia, 1955) ayudaba a sus amigos a barrer y lavar cabelleras en su negocio nunca imaginó dedicarse a la peluquería. Rápidamente, el joven descubrió su interés por las melenas y se trasladó a Londres, donde trabajó para varios locales pequeños hasta que consiguió formar parte de uno de los salones más populares de la época.

Aquella oportunidad le abrió las puertas a un mundo de glamour, con el que si bien no estaba familiarizado, le atraía por completo. Luego de fungir como asistente en diversas sesiones fotográficas, el estilista realizó una colaboración con Vogue en 1977, la primera de más de un centenar que hoy acumula.


Durante cuatro décadas, McKnight ha trabajado con los nombres más célebres de la moda, desde Karl Lagerfeld hasta Cindy Crawford y Anna Wintour. Él es responsable de que en 1990 la princesa Diana de Gales aceptara cortar drásticamente su cabello para un editorial firmado por el afamado Patrick Demarchelier.


El escocés es considerado un maestro de los cortes, el color y el peinado. Su habilidad para exaltar las facciones del rostro femenino e innovar con las cabelleras, así como su sensibilidad para entender y satisfacer los deseos tanto de diseñadores como de celebridades, le han valido el reconocimiento de la industria. McKnight ha logrado adaptarse a los tiempos y evolucionar, pero se mantiene fiel a estar alejado de los reflectores. 

Google News

Noticias según tus intereses