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Reynosa, Tamaulipas

Boris tenía cuatro meses de edad cuando fue castrado y relegado. La familia lo adquirió a los dos meses de nacido; era un hermoso cachorro que la mayor parte del día estaba en la sala, donde jugueteaba, le daban de comer y era acariciado; por las tardes lo llevaban a la alberca para que se refrescara.

En dos meses Boris, el león africano, creció y ganó peso, quería seguir jugueteando, pero su fuerza se convirtió en un problema, principalmente por el temor de que hiriera a los niños.

Sin consultar a un especialista, decidieron castrarlo, con la idea de frenar su instinto salvaje; fracasaron, lo que consiguieron fue condenarlo a actuar siempre como cachorro.

Decidieron que los niños ya no se le acercaran y lo mantuvieron encerrado la mayor parte del día. Así pasó de la sala a una jaula, donde vivió cerca de dos años.

El felino pertenecía a una familia que se dedicaba a actividades ilícitas y huyó para evitar ser detenida; en la vivienda dejó abandonado a Boris.

Cuando elementos de la Procuraduría General de la República (PGR), hoy fiscalía, y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) incautaron la vivienda, en la sala encontraron al león, que nervioso caminaba entre los muebles y luego se paraba en el quicio de las ventanas para asomarse.

Zoo de animales incautados
Zoo de animales incautados

Una oportunidad. La hora final de Boris se acercaba cuando en la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) se recibió el llamado telefónico de una mujer que estaba dispuesta a adoptarlo y prometía darle calidad de vida. Fue así como el león africano llegó a formar parte de la familia de la maestra Vicky Garza Peña.

En entrevista, Vicky platica que le conmovió la historia de Boris, porque “los animales no piden ser sacados de su hábitat natural y mucho menos, que se les castre o dañe alguna parte de su cuerpo”. Recuerda que desde pequeña quiso ser veterinaria, pero su madre le dijo que ésa no era una profesión para niñas.

Aunque estudiaba para maestra, no quitó el dedo del renglón, y cuando estaba por cumplir los 18 años le pidió a su padre unos terrenos que él no ocupaba. Cuando le preguntó “¿para qué los quieres?”, ella respondió que para criar animales.

Zoo de animales incautados
Zoo de animales incautados

Al conocer el caso de Boris, decidió adoptarlo y comenzar con el proyecto del zoológico.

Un arca para maltratados. La historia de Boris es similar a la de 17 felinos más que han sido recibidos en el zoológico Safari El Puerto, todos, incautados por la fiscalía.

“Cuando la FGR, la Profepa y la Sedena catea algún lugar y detecta a este tipo de animales, sobre todo felinos, vienen aquí a dejarlos, o nosotros nos enteramos y pedimos cuidarlos”, asegura Garza Peña.

Posteriormente, se firma la adopción de los ejemplares.

Detalla que “todo lo que come carne es propiedad de la nación, inclusive los caracara [aves de presa o rapaces] y un halcón peregrino. Los recibo con mucho gusto aunque no me ayuden en nada. Si no los recibo yo, nadie lo hace y los duermen, y ellos [los animales] no tienen la culpa de lo que hacen los dueños”.

Cuenta que Boris está registrado oficialmente también con el nombre de Alberto y los apellidos Franco Rentería. Actualmente, el león tiene 17 años y vive tranquilo en un espacio que tiene una cueva para dormir, un lugar con agua donde refrescarse y alimento cada tercer día.

“Fue el primer come carne [mamíferos que se alimentan de carne] que recibí, no tiene melena porque lo castraron muy chico, no se desarrolló, él piensa que es un bebé y se comporta como si tuviera dos años, pero es un león adulto”, explica Vicky.

Entre los 17 felinos que este zoológico de Reynosa ha logrado rescatar están tigres blancos, naranjas y leones, todos confiscados y propiedad de la nación.

El Puerto cuenta en total con 32 animales incautados; además de los felinos, hay aves presa y un halcón peregrino.

Zoo de animales incautados
Zoo de animales incautados

“Aquí en el zoológico cobramos la entrada a los visitantes y tenemos una tienda para obtener recursos para alimentarlos y, si falta, yo lo aporto de mi dinero”, comenta Vicky Garza Peña.

Pasear en un remanso. El Puerto se encuentra enclavado en el kilómetro 14 de la carretera ribereña. La escultura de un enorme oso polar da la bienvenida a los visitantes.

Apenas se avanzan 300 metros y el camino se divide en dos, uno, que da directo al Club Campestre de Reynosa y el otro que permite continuar hasta el zoológico.

Tras avanzar algunos metros, se puede ver el parque acuático y la jaula de los monos araña, también hay osos, tigres, panteras, linces y leopardos. Algunos toman una siesta en sus cuevas, otros se pasean entre la maleza; atrás quedaron los días en que sufrieron maltrato, ¡con Vicky se encuentran seguros!

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