Chilpancingo.— Ser o de una combi del transporte público se convirtió en uno de los oficios más peligrosos en Chilpancingo. No es una exageración. Del 8 de julio al 18 de agosto fueron asesinados al menos 16 choferes de rutas locales y foráneas. A seis los quemaron dentro de sus unidades.

Pero, ¿por qué los están matando? Un chofer, al que no identificaremos nos ayudará a entender por qué se desató esta violencia desmedida en su contra; lo que implica subirse todos los días a un taxi o una urvan en un territorio en disputa.

“Nos atacan porque tanto un grupo como el otro piensa que somos vigilantes, que andamos llevando y trayendo información y no es así. Los Ardillos piensa que nosotros tenemos trato con Los Tlacos o con el gobierno, pero nosotros no hacemos acuerdo con nadie, los que hacen los acuerdos son los líderes, ellos tienen acuerdos con el gobierno municipal, con el gobierno estatal y eso nos afecta a nosotros como choferes.

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“Los [choferes] de Petaquillas se enojan de que nosotros llevemos pasaje para allá. Los taxistas sabemos que podemos ir a dejar pasaje a Petaquillas, a Mochitlán, a Quechultenango, pero debemos regresar vacíos porque si no hasta te pueden quemar o quitar el carro. La cosa es que ellos vienen a Chilpancingo y vienen a traer pasaje y ese es el conflicto, pero nosotros no tenemos pacto con ningún grupo, no podemos hacer nada, ellos en cambio, [los de Petaquillas] sí tienen el apoyo de Los Ardillos”.

El último ataque fue contra choferes de la ruta de Los Ángeles, ellos no van a Petaquillas ¿Por qué los asesinaron?, se le preguntó.

“Es que los asesinatos son al azar, lo de Los Ángeles fue al azar, no fue así que tú digas esas combis están marcadas. No, fue al azar, los taxis han sido al azar. Uno se arriesga sin saber qué te va a pasar, sólo andamos con la bendición de Dios”.

¿Han tomado medidas para protegerse?, se preguntó.

Dijo: “¿Qué podemos hacer? No podemos hacer nada, no tenemos padrinos, no tenemos quién nos cuide, se supone que el que nos debe cuidar es el gobierno. Apenas el gobierno y los líderes del transporte hicieron un acuerdo para que haya seguridad, para que anden las patrullas y nos anden cuidando, pero necesitaríamos una patrulla cada uno”.

El sábado 8 de julio comenzó la cacería contra los choferes de transporte público. Ese día asesinaron a cuatro en Chilpancingo. Foto: Anwar Delgado / El Universal
El sábado 8 de julio comenzó la cacería contra los choferes de transporte público. Ese día asesinaron a cuatro en Chilpancingo. Foto: Anwar Delgado / El Universal

Crisis de violencia

Los ataques y asesinatos contra el transporte público forman parte de una nueva crisis de violencia y política que se desató en la capital.

No hay un punto exacto de cuándo comenzó esta nueva crisis, pero sí de cuándo se desbordó. La madrugada del 24 de junio, siete cadáveres desmembrados fueron dejados frente a la iglesia de San Mateo. Con los cadáveres dejaron mensajes contra la alcaldesa, la morenista Norma Otilia Hernández Martínez, y el síndico Andrei Marmolejo Valle.

“Saludos presidenta Norma Otilia, sigo esperando el segundo desayuno que me prometiste después de que viniste a buscarme. Con cariño, tu amigo”, dice el mensaje.

Luego se difundieron fotografías y audios donde la alcaldesa tiene un encuentro con un hombre armado al que las autoridades identificaron como el líder de la organización criminal Los Ardillos, Celso Ortega Jiménez.

El sábado 8 de julio inicio la cacería contra los choferes. Asesinaron a cuatro en Chilpancingo, dos fueron quemados dentro de sus taxis; en Tixtla fue asesinado uno en una camioneta mixta. Esa vez lanzaron granada contra otras dos unidades y atacaron a uno más en la ruta Chilpancingo-Chilapa, quien quedó herido así como cuatro pasajeros.

Después la ciudad se hundió en la crisis: el lunes siguiente unos 3 mil pobladores de comunidades de Chilapa, Quechultenango, Mochitlán y José Joaquín Herrera, el bastión de Los Ardillos tomaron la capital, y de inmediato las calles se vaciaron, los comercios cerraron, el transporte público se suspendió. El miedo se apoderó de la ciudad.

La cacería no terminó, el 12 de julio fue asesinado otro chofer de un taxi en Tixtla, que fue quemado dentro de la unidad. El 29, en la autopista del Sol asesinaron a un operador de la ruta Mezcala-Chilpancingo. Al día siguiente, otros dos fueron asesinados en Tixtla, eran de la ruta Copalillo-Chilpancingo. Otra vez los quemaron en sus unidades.

Tixtla, es también un territorio controlado por Los Ardillos.

El 3 de agosto atacaron a balazos a un taxi de Chilpancingo; el chofer y una pasajera murieron. Dos días después, en la colonia Indeco, en la capital, fue asesinado a balazos un chofer; al siguiente, en la carretera federal Juan R. Escudero-Chilpancingo fue ejecutado un conductor y lo quemaron dentro de la unidad.

La mañana del 7 de agosto, en la base de la ruta de la colonia Los Ángeles, en Chilpancingo, hombres armados llegaron y dispararon contra los tres choferes que esperaban pasaje. Dos quedaron tirados a un lado de sus unidades, el tercero fue quemado dentro de la urvan. A unos metros asesinaron a otro hombre, que no se pudo identificar si también era un operador.

La noche del 18 de agosto, en la contraesquina del ayuntamiento de Chilpancingo fue asesinado a balazos un chofer de un taxi.

“El transporte también es una mafia”

“A nosotros nos obligan a parar, a suspender, el problema es que ellos quieren tener el control y a nosotros nos utilizan. Nos amenazan que nos van a matar, que nos van a quemar e, incluso, que van a matar a nuestras familias. Tenemos miedo porque luego andan en motos tirando las granadas.

“Nosotros no andamos metidos en nada, han matado a inocentes. El gobierno del estado y el gobierno municipal hacen sus pactos con ellos y a nosotros nos involucran, porque anduvimos en las campañas.

“Los líderes son los del problema, ellos son los que acuerdan. En la anterior campaña nos dijeron que la indicación era apoyar a [la gobernadora] Evelyn [Salgado Pineda], luego nos dicen que la indicación es que vayamos con Norma Otilia. A nosotros nos obligaban a ir a los mítines, si no vas te suspenden. En la elección pasada la mayoría al final se fue con Félix [Salgado Macedonio], esa fue la indicación de los líderes. Es una mafia también el transporte”, afirman.

Cuando a un chofer le llega un mensaje de WhatsApp de que debe suspender el servicio, lo suspende. En estos momentos, todas las amenazas se toman en serio, nadie vacila, porque los hechos no dejan otra alternativa.

“Suben imágenes, audios a las redes sociales y nos llegan por medio de gente que según no están con ellos, los líderes, los que nos dicen que paremos. Las amenazas son fuertes: ‘Hijos de su puta madre si no paran se los va a cargar la verga’”.

Aun así, cientos de operadores tienen que salir a trabajar, la mayoría no puede darse la posibilidad de parar.

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“Uno sale atento a quien subes, ahora prefiero agarrar puro servicio de radiotaxi. La familia me pide que ya dejé el taxi, pero ¿a dónde vamos a trabajar? No hay dónde, no hay empleos. Nos ordenan que no trabajemos pero quién nos da de comer. En estos días muchos pidieron prestado, quedaron a deber la cuenta, unos dueños no fueron conscientes y pidieron la cuenta, aunque no trabajaras, los compañeros se quejaron y les llamaron la atención”, precisa.

Tras esta crisis de violencia, los servicios para los choferes han disminuido, para este operador sus dejadas bajaron 50%.

“Antes daban unos 10 radiotaxis por turno, ahora cinco y en las calles tienes que andar buscando porque no hay, la gente tiene miedo de subirse a un taxi”, apunta.

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