Chilpancingo.— Para los damnificados por Otis recibir los enseres que prometió el gobierno federal se está convirtiendo en un viacrucis. Paola Paredes hizo filas cinco días en tres colonias diferentes; pasó horas bajo el sol, durmió en la calle para no perder su lugar, hasta que le entregaron el beneficio.

“Yo de por sí estoy morena, ahora con tanto sol estoy más morena”, dice la señora Paola para describir las largas jornadas que pasó bajo el sol a la espera de que le entregaran los enseres.

Paola vive en el fraccionamiento Colosio, la unidad habitacional que roza con la zona Diamante de Acapulco, pero que entre ambas hay diferencias muy marcadas: una es popular y la otra es la de los condominios y hoteles de lujo.

El paso del huracán Otis llenó de agua la casa de Paola, pero en realidad, dice, inundó a casi todo el fraccionamiento.

“El agua entró a mi casa, casi a un metro llegó. Alcancé a mover algunas cosas, pero sí me dañó la puerta principal, el piso y de muebles me dañó el comedor, la sala, el refrigerador me lo dañó, aunque lo mandé arreglar, pero no quedó bien, tiene un ruido que no me gusta y luego como se le metió mucho lodo, huele bien feo, a excremento”, describe Paola.

Ante los daños que sufrió, Paola salió a buscar los beneficios que ofreció el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, a los damnificados por el huracán Otis en los municipios de Acapulco y Coyuca de Benítez.

López Obrador ofreció la entrega de enseres (un refrigerador, una estufa, un colchón, una licuadora, un juego de sartenes y un ventilador), 8 mil pesos para limpieza y entre 35 y 60 de mil pesos para la reparación de daños en las viviendas. En este momento, en Acapulco se entregan los dos primeros apoyos.

Recibir los enseres para los damnificados se está volviendo toda una travesía. Paola ha tenido que hacer fila en tres colonias distintas. Primero, recuerda, la mandaron a la Colosio; ahí se formó dos días, de las 4 de la tarde hasta las 11 de la noche. “Ahí nos dijeron que ya venían y que ya venían y nada”, relata.

De ese lugar, la mandaron al fraccionamiento Rinconada del Mar, a unos 15 minutos, en carro de su casa. “Ahí me iba con una de mis sobrinas que vive cerca de mi casa, nos íbamos en su moto, pero todo estaba bien feo, mucho lodo, mucha basura, sin transporte”, recuerda.

En Rinconada del Mar, Paola hizo fila día y noche, en medio de basura, el hedor y el sol inclemente.

“Ahí estuvimos más de 48 horas en el sol; el sol ahorita está bien duro, no hay nada de sombra, con el montón de basura, los olores son bien feos, con las moscas y en la noche con los zancudos”, detalla.

Para comer, Paola y su sobrina se organizaron con las demás personas. Mientras unas iban a buscar qué comer las otras cuidaban sus lugares, a veces comían lo que pasaban a vender, “el chiste era no perder el lugar”.

Un día, recuerda, quedó muy cerca de que le entregaran la ficha para recoger sus enseres y para no perder la oportunidad se quedó a dormir.

Rinconada del Mar fue una de las primeras colonias donde comenzó la entrega de enseres, ahí los vecinos bloquearon el bulevar de Las Naciones para exigir que la entrega fuera más ágil y más organizada por parte del Ejército.

Por las protestas, al final a Paola le dijeron que sus enseres se los entregarían en su colonia, en el fraccionamiento Colosio. Así que los cuatro días y las dos noches de fila no sirvieron de nada.

La entrega, otro dilema

En su colonia le entregaron los enseres, pero llevárselos a su casa fue otra travesía.

“Todo es a la carrera, porque en cuanto te lo entregan te dan 10 minutos para que te las lleves, como sigue la fila para entregarle a los demás”.

Paola, su sobrina junto con otras vecinas se organizaron para acarrear sus enseres. Una de las vecinas prestó un carrito de carga, “como los que ocupan en los supermercados”, pero al final tuvo que pagarle 200 a un señor que le ayudó a cargar.

La desorganización en la entrega de los enseres se está convirtiendo en una oportunidad para unos. Decenas de damnificados han denunciado el abuso en los precios en la mudanza, por un servicio cobran entre 300 y 400 pesos, aunque la distancia sea mínima.

Incluso, particulares han adaptado vehículos para ir a ofrecer viaje a los beneficios; las tarifas las imponen los dueños de las camionetas sin supervisión de las autoridades.

“Cuando me los dieron hasta lloré, después de tantos días esperando”, dice Paola.

Ahora, Paola tiene otro problema, no ha podido cobrar el apoyo para la limpieza.

“Ahorita el problema que tengo es para recibir el apoyo de 8 mil pesos, el que es para limpiar la casa. No me lo quieren dar porque el que se censó fue mi hijo y él vive en la Ciudad de México. Ya me fui a formar y nada, pero como el comprobante está a nombre de mi hijo no me lo quieren dar”.

Para los enseres, Paola presentó el acta de nacimiento de su hijo y le hicieron válido el vale, con el dinero no. “Mi hijo tuvo que venir y en eso andamos, pero ahora no quieren por un detalle en la dirección del domicilio que no coincide la dirección con la del censo y el recibo de luz y ahora en eso andamos. Y el detalle es que sólo cambia en el número de manzana, pero todo está bien”, cuenta.

Paola dice que ese mismo problema lo está teniendo mucha gente que renta.

“Una señora de edad no le quisieron dar, porque da una dirección, pero no coincide con la del recibo de luz, y también hay casos en que la gente renta en la casa y sufrió muchos daños”.

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