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Ciudad Juárez.— Ayer, cientos de migrantes se enfrentaron de nuevo con elementos de la Guardia Nacional de Texas en la puerta 36 del muro fronterizo entre Ciudad Juárez, Chihuahua, y El Paso, Texas, luego de que los agentes de seguridad extendieron la valla y alambre de púas hasta la orilla del bordo del río Bravo.
Desde temprana hora del viernes fue evidente el reforzamiento de la seguridad, pues decenas de elementos texanos llegaron a la zona del lado estadounidense para comenzar con el reforzamiento de la valla y alambre de púas.
Antes del mediodía, los migrantes que permanecían en un campamento improvisado en el bordo del río realizaron una manifestación pacífica para pedir agua y comida a fin de poder resistir mientras esperan para ingresar al país vecino.
La protesta subió de tono cuando los agentes texanos comenzaron a anunciar por medio de perifoneo que reforzarían la valla, por lo que deberían retirarse de la zona. Ante esto, unos migrantes intentaron tumbar el cerco frente a la puerta 36 de nueva cuenta al arrojar cobijas y cuerdas. Los soldados texanos lanzaron gases y balas de goma, y se reportó que un migrante venezolano resultó lesionado.
Esa situación obligó a que algunos migrantes se retiraran del campamento del río, pero otros más, alrededor de 100 personas, permanecieron en la zona.
Cerca de las 14:00 horas, los elementos de la Guardia Nacional de Texas, junto con la policía del estado, comenzaron a lanzar el siguiente mensaje: “Atención, vamos a empezar a instalar alambre de púas en esta zona, por su seguridad necesitamos que regresen al lado de México. Si dañan el alambre de púas o intentan cruzar serán arrestados”.
Por más de una hora y en constantes ocasiones, los agentes lanzaron dicho mensaje, pero los migrantes no se retiraron.
Después de las 14:00 horas salieron de otro extremo del río decenas de elementos para iniciar la instalación de más malla y alambre de púas a la orilla del bordo del río Bravo del lado estadounidense.
A la par, un grupo de al menos 12 soldados con equipo antimotines se acercó hasta donde los migrantes iniciaban el campamento y donde les decían: “Tienen que moverse de aquí inmediatamente”. Los migrantes les respondían a los elementos: “No queremos guerra, queremos paz”, “Queremos a Migración”, “Solo queremos pasar”, “Hay niños aquí, queremos paz” y “¿Dónde está la ONU’”, entre otros mensajes.
Al llegar a esa zona, otros soldados salieron con una hielera azul y entregaron lo que parecían gases a los soldados antimotines, quienes permanecieron horas frente a los migrantes. Éstos se sentaron frente a ellos para evitar que siguieran extendiendo la nueva valla.
Así permanecieron alrededor de tres horas y después de las 17:30 de la tarde la nueva valla instalada llegó hasta donde estaban los campamentos de los migrantes, quienes seguían sentados. Hasta el cierre de esta edición permanecieron de frente sin que se registrara alguna agresión mayor.
En el grupo de migrantes que impedía el avance de la instalación de valla y alambre de púas había niños y mujeres, quienes aseguraron que no se iban a quitar de la zona hasta que los dejaran pasar. La mayoría de los migrantes estaban molestos por no poder cruzar para solicitar asilo político y también por no tener acceso a agua y alimentos, por lo cual pedían la presencia de instancias de Migración y derechos humanos.
Del lado mexicano había presencia de agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), quienes junto con la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) vigilaban la zona desde territorio mexicano.
Alertan riesgos
Óscar Ibáñez, representante de la gobernadora Maru Campos en Ciudad Juárez, refirió que la situación que se vive actualmente en la frontera es por la falta de una modificación de trato para las personas migrantes que llegan con la intención de cruzar a Estados Unidos.
En entrevista, comentó que se ha hablado con representantes de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), ya que tener campamentos en el lecho del río es algo bastante peligroso. “Cualquier crecida del río puede ser fatal. Es una zona de lo más inestable y la barrera que hay, los alambres de púas, en caso de alguna emergencia complica las maniobras en cualquier crecida del río. Es un riesgo muy alto, son las consecuencias de que no tengamos una política migratoria ordenada en donde se puedan atender estas circunstancias”, expresó Ibáñez.