Chilpancingo.— La crisis en el transporte público en Zihuatanejo, en la Costa Grande de Guerrero, continúa: los choferes siguen sin trabajar y los ciudadanos sin el servicio, debido a la violencia delictiva.

“Les pedimos a las autoridades competentes que ya paren esta situación de inseguridad”, clamaron los transportistas tras el asesinato de un chofer en pleno centro de Zihuatanejo. Ayer, pocas unidades del transporte público dieron servicio, la mayoría no salió, menos las de las rutas foráneas. La crisis ya casi cumple una semana.

Todo comenzó la noche del sábado cerca del mercado central, cuando hombres armados pararon una urvan, bajaron al chofer y le prendieron lumbre. Después, en la colonia Lomas de Diamante un taxista fue hallado muerto dentro de un auto. El chofer fue degollado. El servicio se suspendió hasta el martes, cuando la gobernadora Evelyn Salgado anunció que se intensificarían los patrullajes para impedir ataques.

El miércoles el servicio se reanudó; apenas duró unas horas. A la una de la tarde dos hombres armados pararon a una urvan de la ruta Zihuatanejo-Petatlán.

Los sujetos bajaron a los pasajeros y al chofer le dispararon en la cabeza. En ese momento, el servicio se volvió a suspender.

Un transportista explicó que desde hace meses las organizaciones criminales que operan en ese puerto les exigen una cuota diaria. “No dejan trabajar, al que no paga le queman la unidad”, explicó un transportista de Zihuatanejo que por seguridad pidió omitir su nombre.

“Si no quieres que te hagan nada todos los días debes pagar, van y a cada organización le cobran, el pago es por organización”, precisó el conductor.

Hace un mes ocurrió igual en Zihuatanejo. El transporte fue suspendido, así como las clases, por tres días. Además, cerraron las tortillerías de la ciudad.

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