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Tuxtla Gutiérrez.— Para titularse como arquitecta tuvo que romper con una cultura milenaria; lo logró, pero la lucha no ha terminado. Quiere estudiar una maestría, ser reconocida por su trabajo y que sus dos hermanas también lleguen a ser profesionistas.

Maximiliana Sántiz Pérez, de 25 años, es la primera arquitecta tzotzil originaria de San Juan Chamula. Ella concluyó sus estudios en julio de 2018, en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach). Actualmente trabaja en proyectos de viviendas ambientales.

Detalla que el interés por la construcción fue alentado por las pláticas de su padre, Domingo Sántiz Ruiz, quien  cuando volvía  a su comunidad Bachén, después de trabajar en las ciudades, relataba su experiencia de albañil en edificios y viviendas urbanas.

Maximiliana narra que al concluir la primaria ya no había más que hacer en su comunidad. Las mujeres en Bachén, aún niñas, a los 12 años son “entregadas” a sus maridos. Ella no quiso seguir ese patrón y a los 13 años decidió migrar para estudiar la secundaria.

En las aulas, algunos compañeros la minusvaloraban y agredían por su condición de tzotzil, pero, al ingresar a la universidad, una maestra de nombre Elianeth le ofreció trabajo con techo y comida, eso la ayudó para sus estudios.

Actualmente bosqueja proyectos de viviendas de adobe, barro y teja,  que pretende implementar un día como alternativa de hábitat económico, sustentable y de preservación ambiental, además busca apoyos para estudiar una maestría. Comparte su historia a gente con deseo de superarse:

“No es fácil, pues habrá obstáculos. Habrá momentos en los que sentimos que ya no podemos, pero la verdad es que sí se puede con mucho esfuerzo, perseverancia y lucha por un sueño”, refiere.

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