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Ver a Rafa Mendoza en el escenario es contagiarse de su risa, de su ánimo y a veces, de sus silencios. Con sus canciones, uno comparte el dolor que implica la muerte de nuestros seres queridos pero con un ritmo con el que podríamos bailar al mismo tiempo o el amor esperado y deseado; las despedidas y por qué no, lo que significa sabernos en un país roto y a veces, sin esperanza.

El cantautor mexicano ofreció un show íntimo este sábado en el Foro El Tejedor de la Ciudad de México en el que invitó a todos a ser pasajeros a un viaje musical donde compartió canciones que han marcado su carrera.

El encuentro comenzó poco después de las 21:00 horas con “Qué barato”, una canción de su último disco Mil años después, en la que habla de los tiempos que vivimos actualmente y en los que al parecer todo tiene precio. “Se compra la vida, te venden la cuna y la fosa”, dice la canción.

Tras el primer tema, agradeció la presencia del público y contó una experiencia chistosa cuando compró un saco y al llegar a casa se dio cuenta que tenía el seguro anti robo.

“Mírame bien” también fue parte del repertorio al igual que “Secreto”, canción que describe como una bossa nova achilangada que nació de su relación con Brasil, país del que es originario su pareja.

En el escenario estuvo acompañado de Rosino Serrano, Paolo Marcelini e Izakum Vázquez.

A mitad del concierto dio voz a tres canciones relacionadas con la muerte, la primera de ellas fue “Pan de muerto”, una receta para el corazón apagado.

La siguiente fue “Décimas a la muerte”, canción con la que habla de que pese a que vivimos con la presencia de la muerte, la muerte termina siendo un gran “chingadazo”. Fue compuesta para su madre y para un gran amigo suyo, el compositor Marcial Alejandro, a quien le dedicó el tercer tema, “Nada nos tira”.

Compartió también un par de canciones que son parte de la beca del Sistema Nacional de Creadores, “Nada nos tira” y “Aura”, un son istmeño dedicado a su hija.

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