Cuando detuvieron a , “La Mataviejitas”, traía en sus manos, entre otras cosas, una figura de la Santa Muerte, tarjetas de ayuda económica, credenciales de identificación y un llavero en el que se leía: “La Dama del Silencio (su nombre de luchadora) les desea un próspero y feliz Año Nuevo”.

La capturaron por sorpresa en 2006, luego de haber estrangulado a su última víctima, de 89 años.

El caso es uno de los más sonados de México y del mundo, y ha tenido repercusión en la cultura popular al punto de aparecer en series como "La ley y el orden: unidad de víctimas especiales" (2004), "Mentes criminales" (2005) y "Capadocia" (2007). Pero más allá de los afiches, lo cierto es que en esas manos se fue también la vida de al menos 16 mujeres, por las que fue condenada a 759 años en prisión; si bien se cree que pudo haber ultimado a 40 personas.

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Barraza fue capturada por sorpresa en 2006, luego de haber estrangulado a su última víctima, de 89 años. Foto: Netflix
Barraza fue capturada por sorpresa en 2006, luego de haber estrangulado a su última víctima, de 89 años. Foto: Netflix


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Un poco desde una reflexión similar, que visualiza más a las víctimas que a la victimaria, es que la realizadora María José Cuevas ("Bellas de noche") decidió hacer su nuevo documental , bajo la producción de Laura Woldenberg ("Las tres muertes de Marisela Escobedo").

La idea de enfocar así su documental surgió cuando acudió al penal de Santa Martha Acatitla, en donde se encuentra Barraza, mientras investigaba sobre mujeres privadas de su libertad, y le sugirieron conocerla.

“Me preguntaron: ‘¿la quieres conocer?’, pero para mí fue muy raro después de verla en periódicos y saber de ella, porque la sensación que me dio fue de que estaba conociendo una celebridad, no tenía planeado sentir eso y fue muy fuerte, salí de ahí y dije ‘¿por qué sentí esta cosa tan rara al conocerla?’”, recuerda Cuevas en entrevista con EL UNIVERSAL.

La cineasta cuenta que dos semanas después, al tomar un café con el hijo de una de las víctimas, cayó en cuenta de cuánto se ha acallado la voz de las víctimas: “Me estoy sentando frente a una persona a la que esta ‘célebre’ le dejó tanto dolor”, pensó.

El documental busca enfocarse en las víctimas, no sólo en las que perdieron la vida a manos de Juana Barraza, sino también en las del sistema de justicia de México, asegura Woldenberg, la productora.

“Lo que buscamos es que genere reflexión, que la gente lo platique, que esto contribuya a una conversación sobre nuestro sistema de justicia, sobre cómo creamos estos íconos de la cultura popular, cómo volteamos a ver a las víctimas, y que permita entender el país en el que vivimos”, dice.

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Desde 2003, que comenzó a surgir la idea de que un asesino serial estaba suelto y hasta la detención en 2006, hubo varios sospechosos que fueron sometidos a un proceso de investigación que incluso terminó en encarcelamiento de alguno.

Con este documental, las creadoras dicen que buscan generar una reflexión social sobre el sistema de justicia, que aún tiene detenida a Araceli Vázquez, quien fue inculpada después de haber cometido una serie de robos.

“Hoy, aunque es un caso de hace 15 años, muchos de los vicios del sistema se mantienen”, añade Woldenberg.

Juana fabricó su traje de luchadora, se hacía llamar "La dama del silencio". Foto: Netflix
Juana fabricó su traje de luchadora, se hacía llamar "La dama del silencio". Foto: Netflix

Cambian el enfoque

El documental, que se verá en Netflix a partir mañana, toma el testimonio de fiscales, criminólogos, periciales, periodistas y víctimas, además de funcionarios como el entonces procurador de justicia del entonces Distrito Federal, Bernardo Bátiz, y el subprocurador, Jesús Briones.

Las creadoras tuvieron acceso a los expedientes judiciales del caso, por lo que se expondrán videos de la detención y el proceso de investigación al que fue sometida Barraza, incluyendo su declaración donde afirma haber asesinado debido a que “odiaba a las señoras” porque su mamá la violentó cuando era pequeña.

Pero, a diferencia de la manera en la que comúnmente se aborda este tema, las realizadoras prefirieron no enfocarse en el testimonio de la llamada “Mataviejitas”, ni de ninguno de los integrantes de su entorno, incluidos sus seis hijos, sino que buscaron sólo presentarla a través de los registros a los que accedieron durante año y medio de investigación.

“Nos quisimos alejar de ella, le dimos voz a partir de los archivos. Ella explica de alguna manera por qué cometió los crímenes, pero con archivos. Nadie de su entorno”, recalca Woldenberg.

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