Han pasado 18 meses desde que el presidente Enrique Peña Nieto prometió a los guerrerenses, el 27 de octubre de 2014, “un paquete de acciones para recuperar el orden, la tranquilidad y la paz en esa entidad”. Les envió a su gabinete de Seguridad en pleno para definir esas acciones y anunció también “importantes inversiones en infraestructura y desarrollo social” como parte de un plan que el jefe del Ejecutivo federal denominó con grandilocuencia: “Un nuevo Guerrero”.

Año y medio después de las promesas presidenciales, la situación en Guerrero no mejora; el corredor de la goma de opio y la heroína, en la sierra guerrerense y Tierra Caliente sigue intacto; grupos delincuenciales siguen disputándose el territorio y el millonario negocio de la droga florece con el envío de cargamentos a Estados Unidos; Ayotzinapa, lejos de resolverse o avanzar en su esclarecimiento, está cada vez más enredado y, a 19 meses de los hechos, la “verdad histórica” de la PGR pierde credibilidad entre los mexicanos y es objeto de una intensa campaña internacional que pone en entredicho la capacidad del gobierno federal y la falta de voluntad política del Estado mexicano para llegar a la verdad sobre los 43 normalistas.

Para colmo, el puerto de Acapulco, principal fuente de ingresos del estado, se paraliza ante la violencia y el caos que genera. A pesar del envío de tropas militares y policía federal, la tasa de homicidios se disparó y cifras oficiales del Sistema Nacional de Seguridad Pública dicen que entre enero y febrero de este año se cometieron 139 asesinatos violentos (2.3 por día), lo que ubica al destino turístico como la ciudad más violenta del país. Ni la presencia federal evita balaceras y ejecuciones, a plena luz del día en la Costera Miguel Alemán, lo que ahuyenta al escaso turismo y provoca psicosis y miedo entre los acapulqueños, mientras negocios, comercios y hasta escuelas cierran ante el temor a los fuegos cruzados.

Da la impresión de que el Presidente y su gabinete, encabezado por el puntero aspirante presidencial, Miguel Osorio, nomás no encuentran la cuadratura al círculo de la violencia y el crimen en Guerrero. Llegaron tarde y a destiempo para frenar la descomposición social y política que vivía la entidad antes de diciembre de 2012, cuando tomaron el gobierno, y sólo después de que el país se horrorizara con la masacre de 43 estudiantes víctimas de colusión entre criminales, policías y autoridades. Y siguen sin entender la dimensión de un problema que en su momento desdeñaron por consejo de sus asesores —Aurelio Nuño— que le decían al Presidente que no tenía de que preocuparse, que sólo era “un problema local”.

Hoy ese “problema local” es el galimatías del Presidente y su administración. Guerrero es un berenjenal del que Peña Nieto y su equipo no pueden salir, mientras se agravan la criminalidad, pobreza, narcotráfico y explosividad social. Guerrero amenaza también con convertirse en la tumba política del peñismo, con sus 43 fantasmas que, por omisión o comisión, lo perseguirán años después de su presidencia.

NOTAS INDISCRETAS… Las condiciones actuales de Acapulco no afectan el optimismo en la Sectur. Ayer, desde Guadalajara, donde se realiza el Tianguis Turístico, el secretario Enrique de la Madrid confirmó que en 2017 el evento será en el puerto guerrerense, aun con los temores de empresarios del ramo. Por lo pronto, en Guadalajara el éxito fue total. Fonatur anunció un nuevo desarrollo turístico, llamado “Costa Canuva”, ubicado en Nayarit y con inversión de 120 millones de dólares de las firmas Mota Engil y Fairmont para un hotel de 250 habitaciones y un campo de golf diseñado por Greg Norman y Lorena Ochoa… Otro al que las dificultades no hacen mella es al secretario de Agricultura, José Calzada. Hace días, le informamos que el queretano fue el destinatario del regaño presidencial del 6 de abril en Los Pinos por su decisión no consultada de presentar su declaración 3de3. Pues bien, ayer la misma decisión le valió aplausos de los empresarios del Grupo Chapultepec del Club de Industriales, con quienes desayunó. La ovación cuando el presidente del grupo, José Carlos Ramírez Oviedo, mencionó que era “el único miembro del gabinete que respondió al llamado de la sociedad civil” y presentó su 3de3, no dejó dudas: lo que molesta en Los Pinos no desagrada a los empresarios. Al término del evento, le preguntaron a Calzada si aspiraba a 2018 y, como buen responsable de la ganadería, capoteó las preguntas. Pero los que lo vieron y escucharon en esa reunión dijeron no tener duda: hay gallo queretano. La duda es, ¿tiene espolones?... Los dados repiten Serpiente. Mala racha.

sgarciasoto@hotmail.com

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