Miguel Ángel Mancera fue el gran derrotado durante la jornada electoral. La tragedia política le cayó por partida doble. Primero porque su proyecto de nueva Constitución para la Ciudad de México no despertó interés y segundo porque Morena consolidó su posición como el partido más votado de la capital.
En la cuenta final solo uno de cada cinco chilangos fuimos a sufragar este domingo para elegir a la Asamblea Constituyente, es decir que hubo poco más del 80% de abstención.
¿Por qué el tema de la nueva Constitución no despertó pasiones? Las razones son varias, pero hay dos que destacan.
De toda evidencia la medicina que propuso el jefe de gobierno no pareció relevante para la ciudadanía. Los habitantes de la ciudad no lograron conectar sus demandas cotidianas con los beneficios supuestos de la nueva Constitución.
Y de esto solo es responsable quien se jugó todo su capital político en esta aventura y sin embargo no pudo conmover argumentando la importancia.
A la postre la nueva Constitución ha sido vista como un proyecto de propaganda política sin mayor sustancia.
Además de esta razón hay otra que también jugó en contra de la afluencia a las casillas el día de ayer. La mecánica de elección de los constituyentes fue diseñada para excluir y eso hizo desconfiar aún más a las y los votantes.
La propuesta de los constituyentes designados por el Congreso, el presidente, la Asamblea y el jefe de gobierno cerró la puerta a la ciudadanía.
Si a lo anterior se suma una elección indirecta a partir de listas y la falsificación de varias candidaturas ciudadanas, se obtiene como resultado neto un muy mal sabor de boca.
No se necesita ser un genio para saber que este diseño de integración para el Constituyente tuvo como propósito disminuir la representación de Morena. Fue tan burdo el intento que era imposible de ocultarlo.
Con todo, la segunda derrota de Mancera fue precisamente que el partido encabezado por Andrés Manuel López Obrador sacó el primer lugar de la elección. Con resultados de hoy a la media noche el Partido de la Revolución Democrática (PRD) habría obtenido el 31% de los votos contra poco más del 36% de los sufragios que ganó Morena.
En otras palabras, a pesar de todo lo que hizo para dejar fuera a sus primos hermanos, Miguel Ángel Mancera salió vencido: con sus maniobras redujo a poco la participación electoral y sin embargo su partido quedó en segundo lugar.
Después de ayer las opciones políticas para el jefe de gobierno se cierran. No habrá ya en el PRD quien se anime a proponerlo como candidato presidencial para el 2018, cuando se ha revelado un mal estratega y cuando su base de apoyo, sobre todo su piso electoral, están tan fracturados.
Me temo que también ayer quedó sepultada para él la opción de concurrir a las próximas elecciones presidenciales como candidato independiente. Si se atreviera a abandonar al PRD sería visto como un cobarde que saltó de un barco en cuyo hundimiento él tuvo responsabilidad.
El resultado mostrado ayer en las urnas dejó un saldo mixto de triunfadores y perdedores. Me temo que por lo expuesto antes Miguel Ángel Mancera encabeza la lista de los segundos.
ZOOM: Si tampoco Tlaxcala es para el PRD la historia de la izquierda mexicana está a punto de dar un gran vuelco. Es difícil creer que será uno alentador.
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