/opinion/historico

La razón de la sinrazón

Los acuerdos consensuados toman tiempo, se argumentan, se discuten

04/02/2017 |01:53
Redacción El Universal
Pendiente este autorVer perfil

He tratado de leer novela, cuentos, lo hago a ratos, quiero recuperar el ritmo de antes, pero la lectura del libro más siniestro se impone. Trump es nuestra lectura de todos los días. Quiero huir de su copete naranja, de su boquita de culo (ustedes disculpen), de sus dedos regordetes y enfáticos pero estoy atenta a sus dictados, a sus firmas, a sus decretos, a sus berrinches, a sus insultos, a sus juegos perversos. Lo leo con pasmo, porque ese reality que nos tiene con la respiración cortada no es una ficción, aunque parezca y tenga tintes de lo inverosímil. Es un libro que no escogería de ninguna manera, pero se ha impuesto y de la manera más humillante: a través de la irracionalidad y la intolerancia. ¿Por qué tenemos que atender con ansias las noticias que saltan en nuestro celular, que hablan los amigos y cualquiera donde sea, que aparecen en la televisión, que es el plato principal de las páginas editoriales de los periódicos nacionales e internacionales? Lo ha logrado, tiene al mundo leyendo sus palabras chatas, su ignorancia y su falta de respeto. Palabras huecas para ciudadanos huecos: de bienestares medios, poseedores de cosas, de un modo de vida y lo peor, de certezas. Creer que tienen la verdad de su lado y que el mundo está equivocado. Porque esas son las líneas de las páginas Trump.

De cuando en cuando, a contrapunto con el tomo indigesto que nos ha robado el silencio sosegado de los libros (Sor Juana dixit), hay una lectura más amable y sobre todo solidaria, que nos reconcilia con el país donde más de la mitad padece la tiranía Trump, la vergüenza de sus actos y sus palabras. Leemos protestas, leemos oposiciones, aeropuertos alzados, universidades cerradas a las mentes obtusas, científicos que esgrimen la razón. Un video con un humor muy fino en las voces de actores famosos circula en las redes, nos pide acercarle a Trump la verdadera constitución porque él ha estado leyendo la constitución alternativa (en YouTube aparece como The alternative constitution). Se burlan de su ignorancia, y también de que como no lee ni siquiera tiene caso. Asistimos a la razón de la sinrazón. A la peligrosa flama de las palabras que incendian en minutos lo que se ha construido en décadas: una relación con México, acuerdos internacionales, la aceptación de la diversidad, el respeto a los derechos de las mujeres y las decisiones sobre la continuidad de la vida, la investigación científica en temas de impacto ambiental, etc., etc. Que no existe el cambio climático dice Trump, apachurrando con un dedo investigación, esfuerzos coordinados, normas para que el mundo sea un lugar habitable y no un dispensario con fecha de caducidad. Su dedo destaza lo logrado y lo llama mentiras. Opone una mentira, la suya, disfrazada de verdad. Hace de la ciencia y el trabajo racional un laboratorio de impiedad, un gabinete oscuro. La llama anaranjada de su cabeza se disfraza de luz, pretende desmantelar los abusos ya no sólo de México sino del mundo entero, y pinta de maldad, convocando los artilugios del diablo, al resto de las acciones asistidas por la razón. Los acuerdos consensuados toman tiempo, se argumentan, se discuten; los dictados irracionales se hacen en los segundos en que una firma se extiende en papel desmintiendo la raigambre democrática de un país.

Ya basta, Trumpeta, deja nuestras mentes y nuestra imaginación en paz. No desvíes nuestra energía hacia el odio. Déjame leer, que siempre he creído que los libros salvan del naufragio. Ya no quiero leer una sola palabra de tu autoría.

Newsletter
Recibe en tu correo las noticias más destacadas para viajar, trabajar y vivir en EU