Me da mucha curiosidad saber cómo recibirá Juan Carlos Osorio las nuevas recomendaciones o peticiones que se le harán llegar, después de las reuniones de varios directivos donde se planteó comunicarle que aquello de las rotaciones deben encontrar fecha de caducidad temprana.

No sé, es como si llegamos a comprar el pastel más popular de la tienda, pero le pedimos al repostero que le ponga tres cucharadas menos de azúcar, incremente la porción de chocolate y le cambie la piña por durazno.

O que tal si le decimos al doctor que está listo para la cirugía que en lugar de anestesia general utilice sólo un bloqueo.

Cómo después de contratar al mariachi le pedimos que cante las de Maluma, Pitbull y una que otra de Ariana Grande.

Y si nos vamos al ámbito deportivo, se me ocurre algo así como después de contratar al piloto más agresivo de la Fórmula Uno para tu escudería, te sientes como dueño de la misma y le solicitas que siga ganando, pero con un manejo más limpio y precavido.

Parecerían ejemplos burdos y simples, pero contratar a un entrenador con una filosofía completamente establecida y después pedirle que la abandone, francamente no me cuadra.

Es como hacer y no querer hacer. Como estar convencido a medias, como confiar desconfiando en el fondo; como dejarse llevar por una creencia más que por los hechos.

¿Quiere decir que Osorio dirigirá a la Selección Mexicana sin estar convencido de lo que está haciendo y cambiando su método de trabajo por sugerencia del Comité?

Los entrenadores son contratados por la interpretación que tienen del juego y en los proyectos serios se estudia primeramente qué clase de futbol quiere el dueño para después contratar al entrenador que cumpla con el perfil, pero ese es el problema de fondo, que siempre buscamos las soluciones exprés, el resultado inmediato y las metas a corto plazo.

Resulta verdaderamente asombroso (por no decir otra cosa), escuchar directivos criticar severamente al entrenador de la Selección Nacional por su sistema de juego, cuando son incapaces de definir uno propio en sus equipos o si quiera sugerirle a su entrenador qué clase de futbol quiere que se refleje en la cancha.

No veo al colombiano renunciando a sus rotaciones. No veo a un técnico renunciado a un sistema de juego en el cual verdaderamente cree.

Veremos qué pasa, pero la cosa va mas allá del “pon a cada uno en su posición”.

futbol@eluniversal.com.mx

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