La derrota sufrida por el Veracruz 1-0 ante el Necaxa, el sábado anterior en el puerto, coloca en graves dificultades al equipo jarocho, último lugar en la tabla de cocientes, que busca mantenerse en la Primera División y deja en suspenso la definición del descenso en la presente temporada.
En contraste, los Rayos de Aguascalientes sumaron tres valiosos puntos que les aseguran su permanencia en la división de honor, delegando el problema a los escualos, Chiapas, Puebla y Morelia.
Coincide esta costosa derrota veracruzana con la detención del ex gobernador Javier Duarte, prófugo de la justicia desde octubre pasado, quien impulsó y promovió la llegada de la franquicia de La Piedad a Veracruz a finales de mayo de 2013, en sociedad con el diputado Fidel Kuri, propietario del equipo, para revivir a los Tiburones Rojos en la Liga MX.
En el Torneo Apertura 2013, Veracruz regresó al máximo circuito. Se sabe que durante la gestión de Duarte, el equipo tuvo muchísimos y grandes privilegios en distintos rubros como el alquiler del estadio, pagos de impuestos, seguridad y apoyo económico para la adquisición de jugadores.
Incluso, el gobernador había solicitado al Congreso local su autorización para donar a Kuri el Centro Deportivo de Alto Rendimiento “Jesús Reyes Heroles” y terrenos en Boca del Río.
Fidel Kuri gozó de abundantes prerrogativas y Duarte utilizó al equipo de futbol como su estandarte y bandera política.
No se olvida que durante la más reciente campaña para la gubernatura, Fidel Kuri amenazó al electorado que si no votaban por el PRI, se llevaría al equipo a otra sede.
Todos estos privilegios se terminaron con el cambio de gobierno y la llegada de Miguel Ángel Yunes, frontal opositor del citado binomio, al poder.
Además, sin un proyecto deportivo transparente, con la marcada influencia del voraz promotor Guillermo Lara en la compra de una veintena de jugadores extranjeros, la situación se agravó notablemente y el conjunto escualo está en graves problemas de descenso.
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