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Enrique Galindo Ceballos no despertaba confianza entre sus compañeros de gabinete.
Desde hace mucho tiempo, más de un año, según fuentes de primera línea, un par de integrantes del gabinete de Seguridad expresaron ante el presidente Enrique Peña Nieto que la Policía Federal, bajo el mando de Galindo, no estaba a la altura de lo que necesitaba el combate al crimen organizado. Que se quedaba rezagada en capacidad de operación, velocidad de respuesta y entrenamiento de sus elementos.
Me dicen quienes atestiguaron tales expresiones que los señalamientos fueron cuidadosamente dirigidos al comisionado general de la Policía Federal, pero no a su jefe directo, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien es el coordinador del gabinete de Seguridad y con quien los integrantes de éste mantienen una estrecha, extraordinaria relación.
El problema, pues, era con Galindo y su mando sobre la Policía Federal. No sucedió nada. La queja tampoco se repitió. Pasaron los meses y Enrique Galindo Ceballos acumuló escándalos sobre el desempeño de sus policías. Pudo haberlos enfrentado transparentando las investigaciones, empoderando al área de Asuntos Internos, poniendo ante la justicia a los responsables de abusos y ejecuciones extrajudiciales. En cambio, los enfrentó mintiendo.
Mintió sistemáticamente sobre lo que la Comisión Nacional de Derechos Humanos determinó fue un racimo de ejecuciones arbitrarias de policías federales contra presuntos delincuentes en Tanhuato en mayo del año pasado.
Volvió a mentir a la vista de todos cuando dijo que la Policía Federal ni armas llevó al enfrentamiento con simpatizantes de la CNTE en Nochixtlán, y resultó que sí las llevó y hasta las usó.
No sé si lo hizo por desinformado, porque le reportaron falsedades los hombres bajo su mando, porque le pidieron defender lo indefendible o porque simplemente supo la verdad y escogió esconderla.
Pienso que hay algo de negligencia y encubrimiento en quien, incluso con las pruebas frente a los ojos (fue el caso de Tanhuato) optó por abrazar una posición insostenible.
Y no se sostuvo. Ni la posición ni el funcionario que la defendió.
Antier, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong anunció que por decisión del presidente Peña Nieto, Enrique Galindo Ceballos dejaba de ser el Comisionado General de la Policía Federal para contribuir al esclarecimiento del caso Tanhuato. Era eso o que el costo político escalara en el organigrama.
Seguramente en fecha próxima la Policía Federal tendrá su primer examen. Puede ser ante los bloqueos de la CNTE, puede ser ante algún cártel del narcotráfico. La corporación ya compró nuevo equipo: drones y video-cascos. Quieren grabar sus operativos. Pero de eso hablaremos más adelante en estas Historias de Reportero.
SACIAMORBOS. Y eso que todavía falta que la PGR revele su investigación sobre Tanhuato. Lleva más de un año con ella. A ver si con sus conclusiones y actuación mitigan el fuego o incendian la casa.
historiasreportero@gmail.com