¿Meade, un freno para AMLO?

Parece una esponja, quiere absorber el funcionamiento de la Secretaría en el menor tiempo posible. Así describió al nuevo secretario de Desarrollo Social, José Antonio Meade, uno de los cercanos al equipo de la ex titular de la Sedesol, Rosario Robles. Nos aseguran que durante todo el fin de semana pasado don José Antonio se quedó atendiendo temas de la dependencia, e incluso el domingo realizó una gira de trabajo por varias poblaciones de Chihuahua. Sin embargo, los cercanos a Robles nos dicen que uno de los temas en los que Meade deberá aprender con rapidez es la manera en cómo la Sedesol trabaja en las comunidades con mayores rezagos para contener el avance de fuerzas de oposición que buscan capitalizar políticamente la desatención gubernamental. Muy en especial se refieren al movimiento de Andrés Manuel López Obrador. La militancia de casi toda su vida en la izquierda hacía que Robles no dejara esos espacios a AMLO, nos dicen. Ahora, el ex canciller tendrá como una de sus tareas contener el fuego de los opositores.

Los Chuchos, a Segunda División

Si fuera equipo de futbol, la corriente Nueva Izquierda del PRD estaría en el fondo de la tabla y con peligro de descender a la Segunda División. La tribu, mejor conocida como Los Chuchos, no deja de registrar derrotas. Nos dicen que a su enviada para negociar las posiciones dentro de la bancada en la Cámara de Diputados, la diputada federal electa Cristina Gaytán, no le fue nada bien. De las 11 posiciones dentro de la bancada, hay tres clave: Administración (la del dinero); Comunicación Social (para posicionar a la fracción y la relación con medios) y Proceso Legislativo (para organizar el trabajo en comisiones). Sin embargo, doña Cristina solamente logró amarrar dos, Medio Ambiente y Gestión Social, ninguna de las tres ansiadas. Como se dicen en el argot futbolístico: el equipo de Los Chuchos pasa por una mala racha.

Día de apapachos para Osorio

Luego de los días complicados que siguieron a la fuga de Joaquín Guzmán Loera, ayer el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, recibió un par de buenos apapachos. El primero, de sus paisanos. Osorio regresó a Hidalgo y nuevamente lo hizo al lado del presidente Enrique Peña Nieto. Aunque en otras ocasiones la gente lo había recibido con entusiasmo esta vez por momentos se sintió desbordado el apoyo. Cada vez que fue nombrado los aplausos, las porras y los gritos de “Osorio, Osorio” inundaban el lugar donde se realizó el evento, la inauguración del macromural Pachuca se pinta. Ahí, ante las muestras de apoyo, el secretario de Gobernación trataba de mantenerse serio, pero se veía a gusto. De vez en vez el presidente Peña sonrió a las muestras de apoyo para su colaborador. El segundo apapacho lo recibió del Presidente, quien al dar su mensaje dijo: “Saludar a uno de sus paisanos, quien me acompaña en el equipo de gobierno y que sé que tiene aquí muchos simpatizantes, a Miguel Osorio, quien además de ser amigo, es un gran colaborador; lo éramos ya cuando cada uno era gobernador: él, de Hidalgo; yo, del Estado de México”. El apapacho presidencial se había dado y Osorio sonrió.

Una senadora indiscreta

Una reunión privada circuló en video en tiempo real por todo el mundo. Se trata de la que sostuvo el embajador designado por el presidente Enrique Peña Nieto para ocupar la legación diplomática en Washington con la bancada del PAN en el Senado. Por medio de la aplicación Periscope la senadora panista Gabriela Cuevas transmitió urbi et orbi algunas de las respuestas y posicionamientos que Miguel Basáñez emitió durante la reunión privada en la que buscaba el apoyo panista para ser ratificado como embajador en Estados Unidos. En una de ellas, con la confianza de que se trataba de una sesión cerrada Basáñez dijo que habría varias maneras de responder al aspirante a la candidatura presidencial republicana, Donald Trump, quien ha emitido criterios racistas y xenófobos en contra de los mexicanos. Don Miguel dijo que una de ellas, nada recomendable, era que el Presidente, la canciller y él mismo se subieran al ring a “trompearnos con Trump”. La anécdota puede ser divertida, sin embargo, diplomáticos nos dicen que tratándose de un tema tan serio puede ser mal vista por algunos sectores y que más que ayudar al próximo embajador podría causarle un problema. Podría ser una costosa indiscreción.

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