Los precios del petróleo han bajado drásticamente a partir del segundo semestre de 2014, y no se visualiza un incremento en los niveles previos, al menos para lo que resta del año.

Hay varias razones para ello, pero se pueden sintetizar en dos grandes causas: disminución de la demanda por las crisis en Europa y desaceleración del crecimiento en China, así como aumento de la oferta, principalmente por los nuevos pozos de petróleo esquito de explotación reciente en Estados Unidos.

Adicionalmente, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha decidido no disminuir su oferta.

En esta “tormenta perfecta”, las empresas del sector se ven impactadas desde junio de 2014 por la reducción en más de la mitad de su producto principal: petróleo. Para las compañías productoras en algunos países, el efecto todavía no se traslada directamente en una disminución de los precios al consumidor, por lo que de forma temporal reflejan incluso un ligero incremento en la rentabilidad. Sin embargo, con el tiempo, este precio irá decayendo, afectando sus ingresos.

Por otro lado, para las empresas que prestan servicios a las productoras, el fenómeno de disminución de los precios les afecta de manera más directa, por lo que algunas de ellas están empezando a renegociar el precio de sus servicios. Por supuesto, la disminución de los precios y el incremento de los costos también terminarán afectando la rentabilidad de las productoras.

Posibles estrategias. Hasta el momento, las empresas petroleras han ejecutado diversas estrategias orientadas a la reducción urgente de sus costos, tales como recortes de sus programas de gastos de capital para 2015, dadas las condiciones actuales del mercado.

Además de estas posibles soluciones, explotar el valor de la cadena de suministro debe considerarse como una de las estrategias principales, sobre todo porque los costos que tienen que ver de alguna forma con la cadena representan entre 40 y 50% del ingreso de estas compañías. Adicionalmente, ello preparará a la empresa para el futuro, volviéndola más ágil y flexible. Una parte importante de este gasto proviene de las compras de insumos y bienes de capital, por lo que reforzar el abastecimiento estratégico y racionalizar el gasto de compras luce como una de las vías para extraer valor rápidamente para la empresa. Entre las acciones que en KPMG recomendamos para obtener el máximo valor de las compras en la industria se cuentan:

1) Desarrollo y aumento de las capacidades de compra, por medio de prácticas líderes, el mejor talento y tecnología.

2) Realización de un análisis exhaustivo del gasto y establecimiento de olas de ataque, con base en su facilidad de implementación y el valor que proporcionarán a la compañía. Normalmente, este análisis requiere un esfuerzo importante en la homologación de datos maestros, catalogación de materiales y servicios, limpieza de datos y transacciones, y por último, validación de los montos —cantidades y costos—, antes de comenzar cualquier análisis.

3) Identificación de las categorías con oportunidades. Esto permitirá focalizar la atención del equipo de compras en las categorías que generarán mayor valor en el corto plazo, y trabajar en aquellas que aportarán valor en el mediano y largo plazo.

4) Establecimiento de un plan de obtención de ahorros para cada categoría, que incluya las estrategias y momentos claves de la negociación y cierre de contratos.

El uso de estas estrategias permitirá reducir los costos, generando a la vez nuevas capacidades y ventajas competitivas para la empresa, lo que la ayudará a superar esta crisis y salir fortalecida para el futuro.

Socio de Asesoría en Cadena de Suministro de KPMG en México y América Latina

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