Zinacantepec, Méx.— Un grupo de jóvenes con pantalón de mezclilla y playera blanca regresan desde su aula hasta el patio para bailar, el maestro prepara dos números con ellos como parte de sus actividades, mismas que parecen desempeñar con agrado y un poco de pena. Así fue como dio la bienvenida el Centro de Internamiento para Adolescentes Quinta del Bosque a un joven que justo la mañana del jueves 23 de marzo ingresó al lugar.

La reinserción de los adolescentes es una tarea que requiere dedicación, cada uno de ellos y los pocos adultos jóvenes que ingresan a este sitio cometieron un delito, pero la meta de este centro de internamiento es conducirlos para que distingan las segundas oportunidades y una verdadera reinserción social, dijo la titular Rosa Vallejo Martínez.

“Tenemos adolescentes de todas las características, evidentemente aquel que proviene de un núcleo criminógeno cuesta más trabajo, porque no existe esa apertura para trabajar, para poder decirle que se puede, que tenemos segundas oportunidades. Como todo adolescente es impulsivo, no mide las consecuencias y es muy reactivo”, añadió.

Este sitio ha cobrado relevancia en días recientes luego de ser internada Azahara Aylin “N”, la niña de 14 años, presunta responsable de la muerte de Norma Lizbeth, tres semanas después de una pelea que sostuvieron ambas estudiantes de secundaria.

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A 13 kilómetros de la capital mexiquense se encuentra el Centro de Internamiento para Adolescentes Quinta del Bosque, en el municipio de Zinacatepec. Está lleno de jardineras, un espacio para la reflexión, por si alguno o alguna quiere orar. Tiene áreas deportivas e invernaderos para el taller de agricultura.

Actualmente alberga a 172 adolescentes y jóvenes adultos que se encuentran bajo proceso o sentenciados por hechos delictivos de alto impacto como violación y homicidio.

Si bien la mayoría llega con muchas dudas y con una actitud defensiva, con el paso de los días comienzan a recibir atención e instrucción académica, además ingresan a talleres que les permiten convertirse en personas independientes, que pueden trazar un destino en su vida.

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Sin embargo, Rosa Vallejo subrayó que criminalizar a los jóvenes es “triste”, pues “deja a un lado el delito por el cual se encuentra aquí, eso ya es secundario, eso es la consecuencia de todo lo que has vivido a lo largo de los años. Cuando encuentras esa parte y el adolescente permite que le ayudes es cuando encontramos éxito”.

Es una mujer firme, encargada de coordinar al personal a cargo del recinto en el que reciben a los menores que no son considerados delincuentes, sino infractores.

“Es muy triste criminalizar. Nos dejamos llevar por lo que se vive en el exterior, somos a veces amarillistas, juzgamos sin escuchar y cuando tienes ese acercamiento con el adolescente, existe esa proximidad real, éste se abre y escuchas lo que ha pasado en su vida, te sorprende, finalmente es una situación lacerante, es cuando empiezas a entender, no justificas, pero es donde tratas de entender, es donde vas a trabajar, es donde el técnico visualiza dónde va a empezar a trabajar, qué es lo que va a sanar primero”.

Los ejes

Si bien este centro de internamiento tiene capacidad para 400 adolescentes, hasta el momento hay un porcentaje menor, y de acuerdo con la titular, esta baja en ingresos se ha observado de la pandemia a la fecha, pues los padres estuvieron más cerca de sus hijos, por lo menos en dos años de encierro, lo que llevó a observar su conducta y en algunos casos a corregir lo que estaba fallando.

Es un lugar amplio, arbolado, en el que los jóvenes tienen talleres de danza, actividades deportivas, continúan con sus estudios y tienen la posibilidad de salir con certificados de enfermeras; con conocimientos sobre agricultura, estilismo, o bien, para poner pequeñas industrias, florerías.

La Quinta del Bosque cuenta con aulas donde se imparten clases de primaria, secundaria y preparatoria, dormitorios, un invernadero y el área de talleres, como si se tratara de un internado. Las actividades se mantienen divididas entre hombres y mujeres.

Los tres ejes rectores de la reinserción social que siguen los jóvenes son: orden, disciplina y limpieza. Bajo esos argumentos, desde el primer contacto con el adolescente, le explican que la autoridad ahí no juzga, sino ejecuta, es decir, en esta etapa el objetivo es que, al cerrar las puertas, se sepa quién es, qué faltó en esa persona y la orilló a involucrarse en una situación delictiva.

Para quienes concluyeron los niveles básicos educativos se buscan alternativas de estudios superiores, idiomas o alternativas que sean atractivas. Para su rehabilitación interviene la familia o el abogado, desde el primer día trazan un plan en el que opina el joven y su representante legal valora si esto se ajusta a las necesidades del adolescente y cumple con la reinserción.

Estancia

La directora del centro explicó que de acuerdo con la Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes, los menores involucrados en hechos delictivos están divididos en tres grupos de edad, de 12 a 14 años, a quienes por ningún motivo se les aplica la medida de internamiento. Para los adolescentes con más de 14 años y hasta los 16, la máxima es de tres años en la Quinta del Bosque; los de 16 a 18, el máximo son cinco años.

De acuerdo con Vallejo Martínez este inmueble que opera desde 1992, actualmente mantiene bajo internamiento y por decisión de la autoridad judicial a 158 hombres y 14 mujeres, de los cuales la mitad están en proceso y la otra mitad ya pugnan una sentencia.

Reconoció que si bien puede parecer sencillo atender a un número muy por debajo de la capacidad total, la realidad es que los jóvenes llegan en una etapa de su vida en que la rebeldía es una constante, no obstante del contexto que viven o las decisiones que tomaron, lo que genera una doble tarea para la que están capacitados los profesionales del área de sicología, trabajo social, los docentes de los talleres y todo el personal a cargo.

Respecto a los ilícitos por los que ingresan los adolescentes son violación, homicidio, robo con violencia, delitos contra la salud, secuestro, e incluso han tenido casos de delincuencia organizada.

“Son delitos graves, el primer lugar es el delito de violación, segundo es homicidio en todas sus modalidades, tercero es robo con violencia, y posteriormente le siguen delitos contra la salud y termina con secuestro”, enumeró.

Bajo ese contexto, también señaló que si un adolescente de 17 años que esté a horas de cumplir la mayoría de edad comete un delito, será juzgado como menor de edad, razón por la que en el centro de internamiento también tienen a personas de hasta 25 años, los cuales están en espacios diferentes, aislados de los menores de edad.

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