Valle de Chalco, Méx.— David, Esteban, Wisly y Paul son haitianos y desde hace algunas semanas viven en municipios del oriente del , donde trabajan en lo que sea para poder obtener ingresos y sobrevivir mientras el gobierno de Estados Unidos les autoriza la petición de asilo político.

David y Esteban son “chalanes” de albañil y laboran en la ampliación de una clínica privada de Valle de Chalco, donde su patrón les paga a cada uno mil 800 pesos a la semana, con lo que cubren la renta de la vivienda que habitan en esa localidad mexiquense y compran comida para los dos.

El idioma es el principal obstáculo que enfrentan porque hablan francés y pocos les entienden, entonces se comunican a señas y con las pocas palabras que han aprendido del español, dijo Miguel Ángel Morales, quien los contrató hace tres semanas.

Esteban relata que piensa establecerse en México y olvidar su deseo de llegar a Estados Unidos, pues, además, se enamoró de una mexicana.

Wisly, de 33 años, aprendió español durante su paso por República Dominicana y llegó a Valle de Chalco hace unas semanas para trabajar en un taller mecánico, donde arregla autos, como lo hacía en su país de origen. Vive en la colonia Concepción con su esposa e hijo de tres años de edad y sólo esperan la anuencia del gobierno estadounidense para emprender el viaje a aquella nación.

“Yo no tengo problemas con nadie, yo estoy bien aquí con mi familia y me siento contento en este lugar”, dijo mientras esperaba que llegara algún auto para revisarlo y repararlo.

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Paul, otro haitiano treintañero, quien manejaba un tractor, consiguió trabajo en una obra pequeña en la colonia Concepción en la que le pagarán 250 pesos diarios. No se ha podido comunicar con su familia porque le robaron su teléfono en Valle de Chalco hace unos días, pero también tiene fija la idea de llegar a Estados Unidos para reunirse con sus familiares que ya lo esperan.

Joseph es otro joven haitiano que en compañía de varios de sus paisanos preparan comida y la venden sobre la avenida Alfredo del Mazo, a 70 pesos venden el plato de arroz con verduras y una pieza de pollo.

“Estamos bien aquí, pero hace mucho frío, en Haití hace mucho calor. Esperamos la cita para irnos a Estados Unidos”, contó con su español pausado.

Según el gobierno de Valle de Chalco, en el municipio hay aproximadamente 5 mil extranjeros, la mayoría de ellos haitianos.

En Valle de Chalco viven representantes de más de 40 etnias diferentes del país, lo que ha facilitado que los migrantes puedan adaptarse con mayor facilidad que en otros municipios metropolitanos.

En Ciudad Neza la situación es diferente, porque a los haitianos, principalmente, les ha costado más ser aceptados.

Sarahí Hernández Pacheco, catedrática de UNAM, quien les brinda servicio médico gratuito en su clínica ubicada en la colonia Las Flores, consideró que la mayoría de los vecinos los discrimina por el color de su piel, por la forma en la que visten y hablan, pues piensan que pueden hacerles daño.

Algunas de las mujeres migrantes que se encuentran en Neza trabajan en salones de belleza haciendo pedicura y trenzas a cambio de poca paga.

“Yo vine aquí porque hay muchos problemas en Haití, yo vine para acá con varias personas para ir a Estados Unidos, yo estoy esperando cita. El gobierno no da nada aquí”, mencionó Charly, uno de los caribeños.

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