En muchos países del mundo existe la costumbre de celebrar con fuegos artificiales. Mirar con asombro al cielo nocturno mientras estalla en colores brillantes. Pero en pocos lugares la tradición de los fuegos artificiales es elevada a la categoría de arte y resultan tan simbólicos como sucede en Japón.
Pero, ¿qué significan los fuegos artificiales en Japón y por qué son tan especiales? Aquí en Destinos te lo contamos en 11 datos.
1. Esta tradición ha sido una parte importante de la cultura japonesa por casi tres siglos.
Todo comenzó en 1733. Un año antes, el cólera había provocado aproximadamente 900 mil muertes en la ciudad de Edo (ahora Tokio). Para recordar a la gente que había perdido sus vidas y para pedir a los dioses del agua por el fin de la epidemia, el shogun Tokugawa Yoshimune ordenó lanzar 20 fuegos artificiales sobre el río Ryogoku, según le contó el artesano Tadanobu Komatsu a la Organización Nacional de Turismo de Japón.
De esta manera, los fuegos artificiales siguen considerándose un símbolo de esperanza y oración en Japón. También se han desarrollado como una forma de entretenimiento.
Esa ceremonia del río Ryogoku todavía existe, pero bajo el nombre de Festival del Río Sumida (Sumidagawa Hanabi Taikai).
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2. Aunque son una tradición desde 1733, los fuegos artificiales ya llevaban algún tiempo existiendo en Japón. No se sabe exactamente cuándo fueron introducidos pero, según una investigación de Macquarie University (realizada por Damien Liu-Brennan y Mio Bryce), se cree que comerciantes holandeses o portugueses los llevaron consigo alrededor del año 1600.
3. Lo más característico de los fuegos artificiales japoneses es que explotan en una forma perfectamente esférica, a diferencia de los que se hacen en el resto del mundo, que resultan más irregulares o alargados. En el país asiático, los fabricantes a menudo son considerados como artesanos.
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4. En japonés el término para “fuegos artificiales” es “hanabi”, que proviene de dos sinogramas: 花 (hana), que significa “flor”, y 火(hi o bi), que es “fuego”. La asociación con las flores y el fuego puede interpretarse como una muestra del respeto que la cultura japonesa siente hacia la naturaleza.
5. De acuerdo con la investigación de Macquarie University, en la tradición del hanabi pueden notarse algunas nociones de la cultura japonesa como la relación vida-muerte, la impermanencia y la apreciación de la vida. Esto también está presente en su arte y en otras costumbres como el avistamiento de los cerezos en flor (hanami) o de la luna de otoño.
6. En su tradición más pura, los fuegos artificiales deben lanzarse uno por uno, para que puedan apreciarse de manera individual y sin distracción.
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7. Existen 14 tamaños de caparazones para fuegos artificiales (es decir, la parte donde van todos los componentes). Algunos pueden medir solo seis centímetros y otros alcanzan hasta 120; se dice que son los fuegos más grandes del mundo, según Tadanobu Komatsu. Por cierto, este artesano es la quinta generación de una familia dedicada al oficio desde 1885.
De acuerdo con la Asociación de Hanabi Japonés, un caparazón de 6.9 centímetros puede explotar con un diámetro de 50 metros. Un caparazón de 86 centímetros alcanza 600 metros al explotar.
8. Los artesanos japoneses pueden hacer que un fuego artificial cambie de color de manera uniforme hasta 10 veces durante su explosión. Hacer un fuego toma hasta tres semanas.
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9. Los fuegos artificiales pueden agruparse en tres categorías. Los más comunes se llaman warimono y explotan en esferas simples, diseñados como un crisantemo o una peonia.
El segundo tipo se llama katamono, y puede tener todo tipo de formas: estrellas, corazones, animales, personajes animados, etc.
El tercer tipo lleva el nombre de kowarimono, y su característica es que muestra numerosas pequeñas explosiones, como si fueran flores.
10. Existen más de mil festivales de fuegos artificiales en Japón, la mayoría se celebra durante los meses de verano. Normalmente un espectáculo dura entre una y dos horas y se realiza justo al anochecer, según Japan Travel Guide. Los festivales incluyen venta de comida, actividades culturales y música.
11. A principios del siglo XIX, había dos famosas tiendas de fuegos artificiales que eran rivales: Kagiya y Tamaya. Su competencia era tan fuerte que crearon nuevos diseños, elevaron los estándares y la calidad de los fuegos artificiales al punto en que el público comenzó a tomar partido apasionadamente. Durante los festivales, los asistentes gritaban “¡Kagiya!” y “¡Tamaya!” para alentar a su favorito. Aunque ya no tiene el mismo significado, hoy en día todavía es costumbre gritar ambos nombres durante los espectáculos de fuegos artificiales.
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