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“No se puede hablar de una falla en la seguridad, pero sí de una falla de uno de todos los elementos”, declaró a EL UNIVERSAL Gloria Artís, directora del Museo Nacional de las Culturas del Mundo, sobre la agresión sexual que denunció “K”, trabajadora de intendencia, por parte de un guardia dentro del recinto.
La supuesta violación tuvo lugar a unos cuantos pasos de la Sala de Corea del museo, alrededor de las siete de la mañana del 18 de febrero, cuando se daba el cambio de turno del personal tanto de limpieza como de vigilancia.
“La joven agredida sí denunció un acto de violación, pero es algo que está en investigación. Sí hubo una testigo —también parte del equipo de intendencia— que ya declaró. Ella narró lo que alcanzó a ver, pero fue algo determinante para ayudar a la joven agredida”, dijo Artís.
Indicó que la investigación está a cargo de la Fiscalía Central de Investigación de Delitos Sexuales, quien desde el primer momento realizó las diligencias necesarias, como acordonamiento del lugar de los hechos, inspecciones oculares, pruebas de genética e, incluso, un análisis de las grabaciones de las cámaras de seguridad del lugar.
“En el museo hay más de 97 cámaras. Tanto la persona agredida como la persona denunciada no son personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), son personal contratado por otras empresas. La corporación que se hace cargo de la seguridad ha funcionado regularmente bien, fueron los propios elementos de la Policía Auxiliar que estaban en ese momento de guardia quienes retuvieron al elemento denunciado. El inculpado no tuvo algún otro comportamiento similar, o cuando menos que haya sido notificado a las instancias correspondientes”, explicó Artís.
La directora del museo ubicado en Moneda 13, Centro Histórico, comentó que “K”, quien tiene una discapacidad auditiva, conservará su trabajo, además dijo que ninguna de las actividades en el museo se vio afectada por el hecho.
Gloria Artís dijo desconocer la situación actual del imputado, “sólo sé que está bajo vigilancia”, y que a partir de esta agresión se convocó a todo el personal del museo para informarles cómo se había procedido y se hicieron propuestas, como formar grupos de seguridad, para enfrentar posibles situaciones similares, y pláticas sobre acoso.