Nos cuentan que el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia () ha tenido que ir hacia adelante en los trabajos de salvamento de los tramos del , ya que, con el tiempo encima para entregar la obra en diciembre, el Ejército está ansioso de pasar cuanto antes la maquinaria por encima de la tierra y, ni modo, borrar rastros de nuestra historia en nombre del progreso. También nos cuentan que con frecuencia ha tenido que defender ante la Presidencia las labores de salvamento conforme a lo establecido, ya que el pueblo uniformado no está muy contento de esperar a que arqueólogos, bajo condiciones muy difíciles, se tomen su tiempo para buscar vestigios mientras tienen las máquinas excavadoras y aplanadoras casi a sus espaldas. Al parecer la mayoría de los directivos del INAH de los estados por los que atraviesa el Tren Maya ya tienen dos funciones ahora: sus puestos de funcionario y también la de defensores de arqueólogos y trabajadores ante las presiones del Ejército mexicano.

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