Desde la ventana de una casa vecina, detrás del cristal que la paraliza, una gata observa cómo un hombre arremete a golpes contra una mujer y luego contra una niña, mientras se lame su propio dolor por una uña desgarrada; en otra casa, hay una mosca que descubre el cuerpo sin vida de una abuela en la habitación contigua a donde unos niños pasan sus días metidos en videojuegos. Historias duras, trágicas, profundas y violentas habitadas por animales y seres humanos, contadas sin ornamentos ni adornos por en “Donde el río se toca” (Sudaquia Editores).

Nueve breves historias sobre la sociedad contemporánea tan deshumanizada e individualista que la pandemia puso bajo la lupa y en donde la violencia cala hondo, historias que evidencian los estratos de poder, donde las mujeres son víctimas y victimarias, sociedades en las que no cabe la conmiseración por los otros, donde los animales son el espejo que reflejan las oscuridades y carencias humanas y dejan ver los fondos más salvajes de hombres, y sobre todo mujeres.

“El libro surge por estas imágenes que empiezo a ver dentro de mí, a sentir y fui explorando eso que iba surgiendo, y de pronto, me di cuenta de que estaba metiéndome en territorios de estas violencias que suceden al interior, porque, claro, todos sabemos de la violencia al exterior pero aquí la intención era explorar esa parte a la que no tenemos acceso, esos recovecos de la cotidianidad que no exploramos o que no vemos o que no quedan expuestos, y estos cuentos empiezan a meterse por esas esquinitas y por esos túneles”, asegura Rose Mary Salum (Ciudad de México, 1964).

Foto: Sudaquia Editores
Foto: Sudaquia Editores

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La fundadora y editora de la revista bilingüe Literal, Latin American Voices y de la editorial Literal Publisihing, reúne en este libro nueve relatos sobre la sociedad contemporánea y son reflejos de universos que desestabilizan. “Es mi voz con una tonalidad muy distinta y es otra forma de explorar la realidad, y otra forma de explicar, pero también de entender y comprender todo lo que está sucediendo: cómo son las estructuras de poder, la violencia que las mujeres ejercemos sobre nosotras mismas, la que violencia que ejercemos sobre otras mujeres, la parálisis que todos sufrimos, en fin, todos estos temas que están ahí, incluso la misma intertextualidad que está presente en el libro”.

Un libro que hace guiños a otros autores y a otras lecturas, a Horacio Quiroga, George Orwell, Clarice Lispector, que explora en esas muchas parálisis sociales y emocionales que quedaron como remanente de la pandemia y en un contexto animal, porque en el encierro por primera vez, afirma Salum, hubo el tiempo de explorar esa parte íntima de nuestras vidas que a lo mejor por el trabajo y la vida ajetreada no habíamos tenido tiempo de analizar.

“Estas historias surgen en ese momento de poco movimiento, de parálisis, de reflexión y surgen a partir de dos cuestiones, quizá importantes para mí como como escritora de este libro, primero quería explorar un lenguaje mucho más directo, sencillo, estaba yo experimentando porque claro, este no es necesariamente mi estilo, quería experimentar otras formas de expresar las cosas y utilicé un lenguaje demasiado simple, demasiado depurado, sin ornamentos, sin adornos y en un tiempo presente, de pronto me di cuenta que eso estaba funcionando para estas imágenes que me estaban surgiendo y que podían resultar una buena combinación”, dice Salum, creadora de estas historias que de tan claras llegan directo al estómago.

Pero también son historias donde exploró el tema de los animales que nunca había sido el tema principal de su literatura, pero que le dejaban ver rasgos que se exacerbaron con el encierro y la violencia intrafamiliar que se volvió mucho más violenta en una sociedad más deshumanizado.

“Creo que ahora lo que estamos viviendo todos es esa especie de desencanto, porque de alguna manera hubo una suerte como de hermandad, sabíamos que todos estábamos encerrados, hartos, cansados, que todos teníamos miedo y que a partir de este momento algo de todo esto iba a quedar, pero de pronto nos detuvimos a reflexionar y a darnos cuenta el mundo salió peor de esto”, señala.

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“Donde el río se toca”, tiene a la pandemia como riachuelo que corre sin mucho ruido bajo las historias, pero es tan determinante que transforma. Está la pandemia sin sus datos y estadísticas violentas fríos y deshumanizados; lo que hay en estas historias es un fondo oscuro e individualista.

“Cuando estaba en este proceso creativo tenía justamente todos estos datos, todas estas imágenes, todo esto que veíamos en los medios que fueron el detonador del libro, fue un momento donde nos dimos cuenta de cosas que nos horrorizaron como estas estructuras de poder internas entre las mismas familias, esta violencia que se ejerce en la familia, incluso maternidades tóxicas que en vez de mejorar empeoraron, el abuso hacia los niños. Todo eso se ve reflejado acá, no necesariamente en un contexto de la pandemia, pero sí”, afirma la también autora de “Tres semillas de granada. Ensayos desde lo infrahumano”.

Los relatos, en los que también hay una vaca arrollada, una lora que no para de repetir, una mona que se viste de seda, también son una exploración del lenguaje al que se animó a entrar Salum, y también una experimentación literaria desde el humor.

“En México a veces tenemos esta tendencia a escribir de forma muy solemne, y yo quería jugar con el humor, hacerle un guiño, y se va un poco a la ironía, al humor, a las situaciones chistosas, que yo creo que es lo que también ayuda un poco al libro a sostenerse de una forma en la que el lector tampoco sienta que todo esto es una tragedia, que hay un gozo en la lectura que puede detonar una sonrisa”, apunta Rose Mary, quien reconoce que este libro es también un descubrimiento de sí misma.

“Es ante todo un descubrimiento de mí misma, de esa parte creativa que puede tener otras vertientes, que no sólo tiene que quedarse estacionada en un estilo ‘porque ya encontré mi voz’, no no no, quería ver qué otras formas existen, qué otras formas puedo explorar, descubrir otras maneras de decir las cosas. Este libro es ante todo un descubrimiento, es una forma nueva de decir las cosas y una forma nueva de poderme expresar”, concluye la escritora que es colaboradora de la Academia Norteamericana de la Lengua y ha recibido el International Latino Book Award, en 2016 y en 2021.

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