El artista Josué Mejía reinterpreta la obra “Bombardero y tanque”, que pintó en el MoMA, en Nueva York. La serie de obras que resultaron de este ejercicio se exhiben bajo el título de "Cuerpos cargados de turbosina", en Local 1.

Edgar Hernández, curador de la muestra, explica que al artista le interesó trabajar sobre esta obra por la performatividad con la que el muralista la hizo.

“Es un mural que se pintó entre los años cuarenta. Orozco lo pinta en vivo, tal cual como si hubieras hubiera presentado un performance dentro del Museo de Arte Moderno de Nueva York”, dice Hernández sobre la obra original.

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En “Bombardero y tanque”, Orozco reinterpreta el escudo nacional mexicano, pero en lugar de que sea un águila que se come a una serpiente, se trata de una serpiente que derriba un avión.

“Es un mural muy adelantado a su tiempo; es una visión bastante crítica de Orozco al nacionalismo mexicano, que es algo que llamó la atención de José, entonces le interesó retomar el mural a partir de variaciones”, detalla.

“Josué ha desarrollado un cuerpo de obra que ha permitido revisar las estrategias de circulación del arte mexicano en relación a estrategias vinculadas a cuestiones económicas, políticas y sociales. En esta exposición, Josué plantea un comentario crítico a toda la construcción digamos relacionada con la Escuela Mexicana de Pintura”, dice Hernández sobre el tema que interesa al artista trabajar en su obra.

Para esta reinterpretación de la obra de Orozco, Mejía recurre a un estilo de caricatura vintage.

La exposición se lleva a cabo en Local 1, un bar de vinos artesanales con inclinación artística, ubicado en la colonia Roma. Además de su peculiar ubicación, la presentación de la obra de Mejía no sigue los típicos montajes, pues su arte se puede ver en distintos formatos, como la ropa de los bartenders, platos, lámparas, dibujos y proyecciones.

“Es un espacio independiente como tradicional, entonces tiene esta condición de que el programa de exposiciones tiene libertad porque es autogestivo”, explica el curador.

Como la exposición se encuentra en un bar, Hernández explica que era importante que la obra de Mejía no sólo la iba a ver gente interesada en el arte, sino un público en general, por lo que fue un elemento importante a considerar a la hora del montaje. “Hay que entender el espacio y a partir de ahí proponer piezas”, señala.

La muestra estará abierta al público hasta el 22 de diciembre.

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