Capaz de entretener un mundo completamente suyo, que invita a describir su propia visión del tiempo, espacio y de lo real, en el que consigue que la materia de la que están compuestas sus obras parezcan disimularse con su entorno, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) , rindió anoche un homenaje póstumo a la pintora y artista plástica de origen inglés Joy Laville (1923-2018) a dos meses de su muerte.

En la Sala "Manuel M. Ponce" del Palacio de Bellas Artes , la directora del INBA, Lidia Camacho , se refirió a Laville como una "artista de profunda y exquisita sensibilidad que, por más de 60 años, a través de sus pinturas, nos abrió las puertas de su universo interior , un mundo habitado por la tranquilidad , sus playas, cielos, montañas, por delicadas flores y desnudos que transparentan el alma, siempre misteriosa".

Recordó que la "mujer lila", como la llamaba su esposo, el célebre escritor Jorge Ibargüengoitia , llegó a México sin hablar español y pensó quedarse uno o dos años, "pero se quedó entre nosotros hasta el último de sus días".

El gobernador de Morelos, Graco Ramírez, adelantó que el próximo 8 de septiembre, fecha en la que Laville hubiera cumplido 95 años, se presentará en Morelos un libro escrito por Jorge F. Hernández , quien construyó una historia de amor importante.

“Jorge, platicó con ella horas y días, y ambos reconstruyeron muchas cosas que se verán en ese texto. Es un testimonio de la vida de una gran artista mexicana”, refirió el mandatario tras recordar que la última exposición de Laville, inaugurada en el Jardín Borda de Morelos , fue emotiva y espectacular.

En su oportunidad, Trevor Rowe , hijo de la artista, expresó su beneplácito por el homenaje a su madre, artista que, con Rufino Tamayo , José Luis Cuevas, P edro Coro nel y Francisco Toledo se le considera parte del grupo llamado la "Generación de la Ruptura", aunque ella no se identificaba como tal.

“Hace 62 años en este mismo mes de junio, llegó mi madre a San Miguel de Allende, en Guanajuato, acompañada de un niño de cinco años, yo. La razón por escoger San Miguel, es porque ella deseaba continuar y profundar sus estudios del arte en el Instituto Allende, estudios que habían sido interrumpidos por la Segunda Guerra Mundial.", recordó

“A nuestra llegada, además de nuestro equipaje, mi madre tenía una raqueta de tenis y yo un equipo de clubes de golf infantiles, la caricatura perfecta de extranjeros anglosajones en un país desconocido”, señaló Rowe, para quien la narrativa que le ofreció México a su madre, "dejó de ser cómica y en cambio fue marcado por una trayectoria de enriquecimiento personal, emocional y artístico".

“México le dio la bienvenida y la oportunidad de florecer artísticamente e incorporar la belleza física del país en su obra, un tema constante. Le doy las gracias a México por haberle ofrecido a mi mamá las condiciones e inspiración que abrieron las puertas de su vida y las ventanas de su imaginación”, concluyó.

nrv

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