Las epopeyas de los refugiados, su propio exilio en Reino Unido a donde llegó a finales de los años 60 tras abandonar Tanzania, nación que vive en su literatura, así como su trabajo con la memoria pero sin la opresión de la nostalgia y su “interés en los efectos del colonialismo y el destino de los refugiados y su relación con culturas y continentes”, como aseguró la Academia Sueca al otorgarle el , hacen de , uno de los grandes escritores que ha puesto sobre la mesa, desde la narrativa, el problema de la , de la que tanto saben México y América Latina.

“La gente está muriendo, la gente está siendo lastimada en todo el mundo. Debemos abordar estos problemas de la manera más amable”, afirmó Gurnah en la llamada telefónica que le hizo la Academia Sueca para informarme del Premio. El escritor de 72 años dijo que los temas de migración y desplazamiento que ha explorado en su obra “son cosas que nos acompañan todos los días”, pero puntualizó que “es importante abordarlos y hablar sobre ellos”.

La disrupción de los refugiados, sus pequeñas historias que dan cuenta de la gran historia, sus personajes evocadores y de una individualidad muy vigorosa, son algunas de las características que Anir Anaya y Mario Murgia, del Colegio de Letras Modernas de la UNAM y estudiosos de las letras africanas, celebran en el narrador nacido en 1948, en Zanzíbar, Tanzania, que se ha convertido en el quinto africano en recibir el galardón.

Hace cinco años, en una entrevista concedida en Alemania, en 2016, Gurnah señaló: "Solo quiero escribir con la mayor veracidad posible y tratar de decir 'algo noble'”. Esa veracidad y nobleza, pero también su agudeza, que es a la vez intransigente y comprensiva, como señala Anaya, que siempre alude al tema de la identidad, del arraigo, del desarraigo y de la dislocación, son elementos vitales en su narrativa que se concentra en diez novelas, entre las que destacan: “Paraíso”, “En la orilla” y “Precario silencio”, al menos dos volúmenes de cuentos y una trayectoria dedicada a la academia.

“Reconocer a estos autores, que en una época se llamaban periféricos y hoy tienen la etiqueta de postcolonial, es muy importante porque son los que están tratando la realidad del siglo XX, las consecuencias de todos los países que fueron colonizados, que viven la repercusión de haber cambiado toda una forma de vida, una cosmovisión, una epistemología, de haberlos tratado de desaparecer, pero también los problemas nuevos que van surgiendo y que están presentes todos los días”, señala la Nair Anaya.

 "Reconocer a estos autores, que en una época se llamaban periféricos y hoy tienen la etiqueta de postcolonial, es muy importante porque son los que están tratando la realidad del siglo XX”. Nair Anaya.  

Colegio de Letras Modernas de la UNAM 

Para el doctor en letras inglesas, poeta y traductor, Mario Murgia, es muy oportuno que Gurnah haya recibido el Nobel en un tiempo en que el asunto de la migración es tan complicado, “siempre ha sido complicado, pero ahora la situación de los migrantes en todas partes del mundo es especialmente alarmante. Al leerlo los lectores mexicanos se van a encontrar con eso, se va a encontrar con ciertos puntos de convergencia con su propia cultura, pero al mismo tiempo se va a encontrar con una visión no solamente del mundo sino de la literatura muy propositiva”.

Anaya, quien es maestra y doctora en Literatura Inglesa en Queen Mary College, de la Universidad de Londres, apunta las confluencias de los temas de migración e identidad de Gurnah que tocan a la realidad mexicana, “cuando vemos estas imágenes de migrantes en Europa atravesando el mar y tratando de llegar a cómo dé lugar a ciertas regiones, a ciertas ciudades, es lo que estamos viendo ahora aquí en México, de los migrantes que van hacia Estados Unidos, algunos que vienen incluso de África, y muchas veces perdemos de vista qué es lo que pasó ahí, conocemos muy poco toda esta historia, y lo que hacen estos autores es dejarnos ver cómo fue este proceso”.

Nair Anaya asegura que Gurnah trata estos temas con mucha insistencia y con una gran penetración y agudeza que es a la vez intransigente y comprensiva, “ahí está siempre el tema de la identidad, del arraigo, del desarraigo, de las dislocación y de lo que implica, y esta es de las grandes contribuciones de toda esta literatura, escribir en estas lenguas impuestas, el inglés, y como dice Gurnah escribe en inglés pero lleva al inglés paisajes que vienen de otra cultura, paisajes de la imaginación, los recrea y los vuelve a construir”.

Resuena su voz en México

A Abdulrazak Gurnah a quien se le puede leer sólo en inglés y en ediciones electrónicas pues sus tres novelas traducidas al español –“Paraíso”, “En la orilla” y “Precario silencio”— ya están descatalogadas porque las dos editoriales que lo publicaron en los años 80 quebraron, encontró en 2012 una resonancia en México, a través de la antología “Todos cuentan: narrativa africana contemporánea (1960-2003)” coordinada por Charlotte Broad, publicada en dos tomos por Literatura de la UNAM, en la que se incluye “Mandón”, un cuento de Gurnah con traducción de Mario Murgia.

En dicho cuento, afirma Murgia, los personajes de Gurnah son “sensibles, inteligentes, personajes con una individualidad muy vigorosa y sobre todo son personajes que llegan a los lectores de manera muy contundente porque son personas evocadores, sobre todo, de un gran sentimentalismo sin llegar a la sensiblería nunca. Sobre todo es una literatura muy evocadora, y es una de las grandes virtudes de sus textos en general”.

En sus historias, en las que el Nobel tiene como protagonistas a niños, mujeres, ancianos, seres exiliados, confrontados entre la realidad que abandonan y en la que tratan de insertarse sin perder su identidad, con añoranza y sueños, con amores complicados y sin finales felices, hay un impulso que se lo dá su propia vida, pero sin que sus historias jamás se queden en lo biográfico.

En su literatura Gurnah vincula a sus personajes con sus pequeñas historia a una idea de historia con H mayúscula, dice Nair Anaya, la que se narra a veces en los grandes libros historiográficos pero que deja de lado a muchas de estas comunidades e individuos, y entonces es ver cómo estos individuos siempre están vinculados a la historia con mayúscula.

“Si bien la vivencia personal es importante limitarse a eso puede ser reductivo y no, lo que Gurnah y otros escritores poscolonialistas hacen es meterse muchísimo a la historia de estas regiones y trabajarlas de diferentes formas. Y esto es muy importante porque en el caso de esta región oriental de África, es una región multicultural, tiene poblaciones originarias, pero también población proveniente de la India, tienen herencia europea, no sólo británica, portuguesa, alemana, hay diferentes lenguas, diferentes religiones y eso es lo que las hace regiones tan complejas, entonces lo que tienen estos autores es que nos dejan ver toda esta complejidad”, señala Anaya.

En su cuenta de Twitter, Abdulrazak Gurnah escribió: "Dedico este Premio Nobel a África, a los africanos y a todos mis lectores". En redes sociales el galardonado que se hizo leyendo la poesía árabe y persa, con obras como “Las mil y una noches”, al igual que el Corán, no consiguió posicionarse como tendencia, especialmente entre los usuarios de habla hispana. Sin embargo, especialistas en literatura africana, traductores y autoridades de Tanzania, de donde es originario, han celebrado el galardón.

Su ingreso a las letras está marcad por la literatura en inglés, desde Shakespeare hasta VS Naipaul, otro premio Nobel, a quien a estudiado al igual que a Salman Rushdie, desde la academia con estudios críticos, que en conjunto para Anir Anaya son literaturas muy vigentes que las tendríamos que estar leyendo cotidianamente.

¿Una sorpresa el premio para quienes no lo conocemos, para quienes lo conocen es un galardón bien dado?, se le pregunta a Anaya, quien responde: “Sí, sí, Damos gritos y saltos de alegría”.

El narrador que se ha hecho acreedor al máximo galardón de literatura, que consiste en una medalla y 10 millones de coronas suecas (alrededor de 1.1 millones de dólares), recibirá el premio en su país de residencia, a causa de la crisis sanitaria, al igual que lo hizo la Academia Sueca el año pasado con la poeta estadounidense Louise Gluck.

Para conocer a Gurnah

Paradise (1994) Es su novela más conocida y finalista del Booker Prize.

Admiring Silence (En precario silencio), de 1996

By the Sea (En la orilla), publicada en 2001

The Last Gift de 2011

Afterlives Es su novela más reciente, publicada en 2020