Ha sido la peor jornada para los silbantes y los pretextos del área técnica de la Comisión de Arbitraje estarán saliendo.

Este fin de semana nos quedó claro que no hay quién dé instrucción a estos chicos del arbitraje, pobres, o hay falta de capacidad, pero lo que sí urge es una limpia minuciosa y total en el arbitraje mexicano.

Hay árbitros que ya han demostrado, una y otra vez, que no tienen capacidad. Existen otros que ya deben dedicarse a cuidar a sus nietos.

En el Puebla-Tigres fue lamentable lo que sucedió con Francisco Chacón , quien no mostró deseos de arbitrar, sólo de ir a cobrar. El VAR le mostró que tenía que sacar la tarjeta roja por un zape de Rafael de Souza a Jesús Zavala . La revisó y salió con una amarilla.

En el Pachuca-Atlas , Roberto Ríos estuvo en la cómoda, esperando a que lo corrigiera el VAR siempre. Jorge Isaac Rojas se salvó en el América-Santos , pero no porque lo arbitrara bien, sino porque no pasó algo. En el Monterrey-Necaxa , Jonathan Hernández vivió lo del cambio de Brian Fernández , al que hizo regresar al campo y después expulsó a este “sustituto”. Los Rayos tuvieron que jugar con 10 futbolistas, cuando era incorrecto.

En el Guadalajara-León, Alejandro Funk sancionó cosas que estaban mal. Pese a que todos veíamos qué se debía marcar, él hizo lo contrario. En el Pumas-Toluca, Óscar Macías y Mario López , el asistente, anulan un gol que era válido.

Es triste, lamentable, penoso, lo que está pasando. No hay instrucción, no hay trabajo. Se ve que todos sólo van a cumplir, sin vocación.

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