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Dejar el país para emigrar de manera indocumentada a Estados Unidos en busca de un mejor horizonte siempre será una decisión de alto riesgo.
Las bandas de traficantes sólo están interesadas en cobrar sus elevadas tarifas y después abandonar a la suerte a los migrantes cuando algo no sale bien; la muerte de varios que viajaban hacinados en un trailer, hace unas semanas en San Antonio, Texas, es ejemplo de ello. Quienes logran conseguir un trabajo estable en el país vecino viven siempre con el temor de ser deportados en cualquier momento y truncar así años de esfuerzo.
Paradójicamente, migrar de manera documentada, con un contrato de trabajo, tampoco es garantía de seguridad. Baste recordar que el llamado Programa Bracero, que existió durante más de 20 años entre las décadas de los 40 y 60, finalizó con reclamos de los trabajadores porque al regresar nunca recibieron el fondo de ahorro por el cual les hacían descuentos puntuales. Tras años de lucha recibieron parte de esos recursos.
Actualmente la situación no es diferente. EL UNIVERSAL presenta hoy una historia de maltrato, explotación e injusticias contra un grupo de migrantes mexicanos que de manera documentada, con visa de trabajo, llegaron a California para laborar en los campos agrícolas. Al concluir la cosecha, fueron trasladados al estado de Washington para desarrollar la misma labor, pero a pesar de las altas temperaturas la empresa no les proporcionó agua ni techo para cubrirse de sol durante la pizca. Uno de los trabajadores, que padecía diabetes, falleció. A pesar de que sus compañeros solicitaron atención médica oportuna, les fue negada por considerar que no era su responsabilidad.
Para ellos y muchos más hay desatención oficial y falta de acompañamiento para que los connacionales hagan valer sus derechos en un país que no es el suyo.
A la luz de la renegociación del Tratado de Libre Comercio, que inicia hoy en Washington, se hace cada vez más necesaria la puesta en marcha de un acuerdo de trabajadores temporales en el que los gobiernos mexicano y estadounidense se involucren de manera directa para garantizar el respeto total a los derechos humanos y laborales de quienes viajan a los campos agrícolas.
México y Canadá mantienen un acuerdo de trabajadores temporales que tan solo en 2015 permitió que más de 21 mil personas desempeñaran tareas agrícolas. Ese convenio puede servir de referencia para alcanzar uno similar con EU.