Cuando el mosquito pica a una persona infectada, el virus se replica inmediatamente en su intestino medio y después viaja hacia tejidos secundarios, como las glándulas salivales. Una vez que se ha vuelto infeccioso, el mosquito se transforma en un arma peligrosa, pero también en víctima de su propio destino: transmitir dengue durante toda su vida. La última década ha confirmado el poderío del mosco Aedes aegypti, el principal transmisor del , que ha sumado más casos que en cualquier otra época.

Actualmente, se calcula que alrededor de la mitad de la población mundial corre el riesgo de contraer esta enfermedad, por lo que la conmemoración del Día Internacional contra el Dengue, cada 26 de agosto, se convierte en un recordatorio puntual de esta amenaza latente. Según cifras de la OMS, se estima que ocurren entre 100 y 400 millones de infecciones cada año; aunque 80% de ellas son generalmente leves y asintomáticas, el riesgo parece incrementarse cada año, pues el Aedes aegypti conquista nuevos territorios dejando atrás la creencia de que se trata de un habitante solo de áreas tropicales. El cambio climático ha vuelto más extremas las temperaturas: el incremento del calor y las lluvias han favorecido su expansión más allá de su territorio tropical endémico.

Por ocho se ha multiplicado el número de casos de dengue en las últimas dos décadas, mientras que los fallecimientos se han multiplicado por cuatro desde el 2000, principalmente en el grupo etario más joven. Para la doctora Guadalupe Soto Estrada, del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM, el dengue no muestra un comportamiento aislado por país, al igual que el Covid-19 , tiene tendencias similares en muchos países, entre los cuales está México. “Tenemos cierta periodicidad de aparición: cada tres o cinco años se dan brotes importantes . Algo que llama la atención es que en la última década ha habido muchos más casos que en cualquier otro momento en la historia: casi 14 millones de casos de dengue se detectaron en todo el continente, cuando en los 80 los casos no llegaban ni a los dos millones”.

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La epidemióloga señala que en este escenario de incremento de casos, el 2019 fue uno de los más relevantes (con más de 2.7 millones de casos), pero la enfermedad disminuyó su ritmo al llegar la pandemia de Covid-19, pues la presencia del mosquito está muy ligada a las actividades humanas. Con la reactivación total de las labores, nuevamente las cifras crecen; además que en este momento hay un incremento por la proliferación de moscos debido a la época de lluvias.

“Este incremento se va a prolongar casi a finales de año, sobre todo en las zonas endémicas. Tenemos riesgo de que los casos aumenten porque ya no hay confinamiento, lo que hace crecer la presencia de la enfermedad. No se transmite de persona a persona, pero sí con actividades humanas relacionadas con la acumulación de agua”. Explica que para la población en general es de vital importancia seguir la estrategia del llamado “ patio limpio ”, así que eliminar cacharros es muy importante porque los moscos pueden proliferar en sólo unas gotas de agua, como las contenidas en una pequeña tapa con agua.

“Se dice que es el mosquito limpio porque el del paludismo prefiere las aguas encharcadas, pero el vector del dengue opta por el agua con poco tiempo acumulada de donde salen las pupas que luego se convierten en mosquitos”. Soto Estrada apunta que las acciones de prevención también protegen contra el aumento de otras enfermedades transmitidas por mosquitos que siguen latentes en nuestro territorio y a las que tampoco se les puede perder la pista, como el zika o el chikungunya .

GUADALUPE SOTO ESTRADA
Facultad de Medicina de la UNAM
“Hace varios años en este lugar no era común encontrar casos de dengue y ahora está en zona de epidemia, un foco rojo que se tiene que atender”

Mosquitos de altos vuelos

Según el registro del Panorama Epidemiológico del Dengue, generado por la Secretaría de Salud a la semana 31 del 2022, 72% de los casos confirmados en el país corresponden a Estado de México, Tabasco, Chiapas, Veracruz y Guerrero . La especialista explica que en epidemiología se manejan cuatro zonas: éxito, seguridad, alarma y epidemia. Por el momento son pocos los estados que rebasan la etapa de seguridad. En este sentido, por sus condiciones geográficas y climáticas, Tabasco sí se ha mantenido con casos altos, pero los demás lugares de la lista han logrado cierto control de casos.

La excepción en la que vale la pena detenerse es el Estado de México. Según cifras del documento referido, la entidaad pasó de 94 casos a 760 del 2021al 2022 en la misma semana referida. “Hace varios años en este lugar no era común encontrar casos de dengue y ahora está en zona de epidemia, un foco rojo que se tiene que atender”, señala y agrega que esta tendencia muestra que en algún momento también se llegarán a presentar casos en la CDMX, donde aparentemente no se han reportado hasta el momento.

“Se espera que los próximos años, todo el país tenga este problema. El paradigma de que era una enfermedad de zonas tropicales ya se tiene que ir transformando”

“Estamos viendo las condiciones y las evidencias científicas ligadas al cambio de clima y a la adaptación del mosquito a vivir en mayor altitud, por lo que se espera que en los próximos años, todo el país tenga este problema. El paradigma de que era una enfermedad de zonas tropicales ya se tiene que ir transformando”, señala y puntualiza que en el caso de la CDMX todo confluye para propiciar que pronto esté presente, por eso la vigilancia debe ser más puntual y continua.

Soto señala que esta es una enfermedad que sobre todo está vigente en países de medianos y bajos ingresos, donde choca con la poca infraestructura de salud pública que hay. “Es una enfermedad asociada al rezago. Afecta y tiene más impacto en condiciones de marginación. La OMS ha tratado que los estados miembros apoyen en esta lucha contra el dengue, pero ha sido muy complicado porque sin una afectación contundente para todos, como fue el caso del Covid-19, los recursos no fluyen de igual forma”, señala también sobre las dificultades que ha representado el dengue para generar una vacuna efectiva.

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En proceso de vacuna

La epidemióloga explica que uno de los retos de la enfermedad son sus cuatro serotipos, como se le denominan a los microorganismos infecciosos clasificados según los antígenos presentes en su superficie celular. Para generar una vacuna efectiva, se tienen que incluir los cuatro porque pueden causar dengue de manera independiente. La primera vacuna contra el dengue, llamada Dengvaxia y desarrollada por Sanofi Pasteur, se aprobó en diciembre de 2015 y se comercializa en 20 países, aunque no tuvo los resultados esperados.

Según datos de la OMS en noviembre de 2017 se publicaron los resultados de un nuevo análisis para determinar el estado serológico en el momento de la vacunación. El análisis reveló que el subgrupo de participantes en el ensayo que eran seronegativos en el momento de la primera vacunación corría mayor riesgo de padecer dengue grave y ser hospitalizado por dengue que el de los participantes no vacunados. Es así que sólo es recomendada para grupos específicos que ya han padecido la enfermedad. Existen otras vacunas potenciales, pero aún sin aprobación.

“La protección que confiere la vacuna sirve para evitar otra infección, pero lo que se busca es evitar que las personas lo adquieran. Otro problema de esta vacuna es que no se logró una eficacia de más allá del 60% e incluso baja a menos de 30%”. Agrega que los esfuerzos por lograr un mejor producto se quedaron en pausa, pero es un proceso lento y ahora no se piensa vacunar de manera generalizada porque no hay un beneficio costo-efectivo.

72%
de casos
corresponden a Estado de México, Tabasco, Chiapas, Veracruz y Guerrero.

“Aún no hay una vacuna que sea accesible para toda la población, pero las medidas de prevención en salud pública han demostrado bastante efectividad”. Señala que del lado de las autoridades se deben mantener las fumigaciones , además de la difusión sobre medidas de protección, como ropa adecuada en la noche (el momento en que más pican), uso de mosquiteros, repelente, etc., “Sin embargo, lo más importante es evitar que proliferen, así que acciones sencillas como tapar los recipientes de agua y realizar limpieza profunda de recipientes dejados al exterior pueden hacer una gran diferencia”.

Quienes viven en zonas tropicales la denominan enfermedad rompehuesos, por sus característicos dolores de articulaciones y huesos . No hay antivirales específicos, pero el tratamiento de sostén es importante para mantener la vida y las funciones vitales”, señala sobre la enfermedad que se manifiesta con otros síntomas como fiebre elevada, dolor de cabeza intenso, náuseas, vómito, agrandamiento de ganglios linfáticos y sarpullido.

Por otra parte, el llamado dengue hemorrágico , caracterizado por una complicación potencialmente mortal que puede causar acumulación de líquidos, dificultad respiratoria , hemorragias graves y falla orgánica , puede surgir en personas que ya han tenido varias veces las infecciones; además de que hay ciertas combinaciones de serotipos que los propician, pero la especialista explica que afecta principalmente a quienes tienen el sistema inmunológico debilitado.

En México, algunas de las investigaciones para luchar contra el dengue han incluido nuevas generaciones de insecticidas con un potencial efecto para “vacunar” al mosquito en contra del virus, así como el desarrollo de modelos matemáticos y computacionales para analizar con mayor precisión las tendencias del dengue, según datos del vector y de las poblaciones afectadas. Para Soto, los mosquitos transmisores han pasado por épocas difíciles del planeta y han sobrevivido con gracia, así que cualquier esfuerzo para luchar contra ellos no se puede discriminar.

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