Carta aclaratoria Viernes 19 de junio, 2020

Nuestro artículo publicado en PNAS el 11 de junio, 2020, titulado “Identificando la transmisión aérea como la ruta dominante para la propagación del COVID-19” ha sido aceptado y elogiado por una gran mayoría. Sin embargo, como es de esperarse, a algunos les desagradó, siendo la razón principal que la mayoría de los investigadores involucrados en la pandemia del COVID-19 son doctores y/o epidemiólogos que solo tienen experiencia con tipos de virus. Resulta que nosotros somos parte de una comunidad diferente, que principalmente está conectada con la calidad del aire y por ende, muy familiarizada con las propiedades de partículas minúsculas llamadas “aerosoles”. Éstas penetran a los seres humanos hasta los pulmones causando múltiples muertes. Tenemos colaboración cercana con epidemiólogos, pero con aquellos que han trabajado temas de calidad del aire y que están conscientes de las muertes causadas por respirar aerosoles de aire contaminado. En nuestro artículo, no estudiamos aerosoles directamente infectados, pero nos referimos a varios artículos que establecen el hecho de que aerosoles pueden estar contaminados por el virus del COVID-19. El objetivo de nuestro artículo no es demostrar este punto, el cual por cierto está ampliamente aceptado por expertos; nuestra intención fue señalar que las estadísticas claramente demuestran los efectos de utilizar cubrebocas. Los cubrebocas filtran los aerosoles que las personas emiten al hablar, aunque sabemos que los cubrebocas no siempre funcionan a la perfección. Las personas que cuestionan nuestro artículo no tienen idea del papel que juegan los aerosoles, y de manera ingenua piensan que la única preocupación resta en las gotas grandes que las personas emiten al toser o estornudar, y no confían en nuestro estudio simplemente porque pertenecemos a una diferente comunidad de científicos. Hoy en día es bastante común en la comunidad científica mundial colaborar con científicos de distintas disciplinas. Finalmente, no hemos observado ningún razonamiento que de manera seria cuestione nuestro artículo, y permanecemos abiertos a la discusión de la ciencia, pero las objeciones hasta ahora han sido basadas en pura ignorancia.

-Dr. Mario Molina

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