Actualmente, Estados Unidos trabaja para llevar a la primera mujer a la Luna, con miras a ir a Marte. Por su parte, China está en la construcción de su propia estación espacial. Pareciera que no existen límites siempre y cuando se trate de una potencia mundial. Sin embargo, los países en vías de desarrollo también están ganando terreno en la . Un ejemplo es la India, cuya fracasada misión Chandrayaan-2 de 2019 no fue impedimento para que el 14 de julio lanzara la sonda , que se espera aterrice entre el 23 y 24 de agosto en el inexplorado polo sur de la Luna. A su vez, Bill Nelson, el titular de la NASA (la Agencia espacial de Estados Unidos), realiza una gira este verano para reunirse con autoridades de Brasil, Argentina y Colombia para entablar acuerdos de cooperación espacial. Pero, ¿y México?

La (AEM) está en su peor momento presupuestal. En el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador su presupuesto se ha reducido casi a la mitad: pasó de 125 millones 175 mil 821 pesos, en 2019, a 69 millones 492 mil 442 pesos, en 2023, una pérdida de 55 millones 683 mil 379 pesos.

La AEM, que fue creada el 31 de julio de 2010, tuvo su mejor año presupuestal en el sexenio anterior, en 2017, con 199 millones 340 mil 951 pesos; mientras que 2022 fue su peor año, tuvo 51 millones 981 mil 27 pesos (esto sin contar sus primeros dos años, pues en 2010 se le dio un presupuesto de 10 millones de pesos y en 2011 no contó con recursos).

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La reducción presupuestal se refleja en el número de proyectos en materia de desarrollo espacial y de telecomunicaciones que ha realizado. En el sexenio actual se ha registrado el menor número de estudios realizados por la Agencia. Aun cuando 2022 fue su peor año, se realizaron 12 proyectos; antes, en 2019, sólo dos, en 2020 fueron cuatro y en 2021, sólo uno.

De acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación (ASF), la justificación de la Agencia Espacial Mexicana fue:

“‘Derivado del decreto presidencial, publicado a inicios del ejercicio 2020 en el que se emiten las disposiciones y ordenamientos para extinción de los fideicomisos públicos, mandatos públicos y análogos, entre estos el Fondo Sectorial CONACYT-AEM, se terminó con el mecanismo de apoyo de la Agencia Espacial Mexicana a proyectos de Investigación’, por tal motivo, desde que inició el proceso de extinción, en 2019 y 2020 no fue posible emitir convocatorias para que las instituciones públicas y privadas interesadas presentaran propuestas de proyectos de investigación”.

Otro factor fue la pandemia de Covid-19, aunque tras el confinamiento aumentó el número de investigaciones científicas de la Agencia, en colaboración con otras instituciones.

Pero la Auditoria destaca que en 2022 la AEM se enfocó principalmente en la generación y difusión de información científica a través de 42 boletines y 7 actividades de divulgación (como carteles e infografías). En cuanto a capacitación, la Agencia realizó 20 conferencias, 16 paneles, 5 talleres, 3 certificaciones, 2 pláticas informativas, 1 seminario y dio 1 beca, se lee en la información que recién publicó la Auditoría Superior.

“Su limitada estructura normativa, programática y presupuestal, y la falta de vinculación de sus facultades y objetivos (...) pueden poner en riesgo el cumplimiento de los objetivos institucionales y la consolidación y el fortalecimiento de la política espacial”, es la conclusión de la última auditoría.

Imágenes de AtlaCom-1, primer nanosatélite mexiquense que se envió al espacio en 2021, y del equipo de trabajo en diferentes etapas del proyecto.
Imágenes de AtlaCom-1, primer nanosatélite mexiquense que se envió al espacio en 2021, y del equipo de trabajo en diferentes etapas del proyecto.

Esta información contrasta con los resultados de la auditoría de 2013, en la que estaba claro que la Agencia trabajaba para consolidar su estructura.

“Con la reducción presupuestal es muy poco lo que puede hacer la Agencia. Ha sido muy raquítico el desarrollo”, dice José Franco, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM.

Francisco Valdés, coordinador del Programa Espacial Universitario de la UNAM, dice que “ojalá y se lograra más apoyo” para la agencia. Aunque considera que es un tema de responsabilidades compartidas: “Creo que nos hace falta trabajar más fuerte para convencer que esto es una inversión a mediano y largo plazo. No ha habido desarrollo espacial en México y tenemos el potencial. Creo que tenemos que buscar el esfuerzo de todos: la parte académica, de la industria y del gobierno. Si nos juntamos podemos avanzar a un ritmo más acelerado”.

La reducción presupuestal también podría haber atrasado el proyecto de creación de una plataforma de lanzamiento nacional. Valdés dice que a finales del sexenio anterior iniciaban conversaciones sobre crear una plataforma espacial, pero que después no se supo más: “En algún momento se pensó. A finales del sexenio pasado hubo una reunión en Sonora con personas que iban a estar en Comunicaciones y Transportes, pensando en que con inversión extranjera y mixta, entre el gobierno y privados, se pudiera hacer una plataforma. México está en una región ecuatorial y está bien posicionado. Creo que el asunto ahí quedó, como idea”.

De acuerdo con el portal de estadística Statista, el país con mayor gasto gubernamental en programas espaciales en 2022 fue Estados Unidos, con un presupuesto de 61.97 mil millones de dólares. China quedó en segundo lugar con 11.94 mil mdd; y en sexto lugar está India con 1.93 mil mdd.

México no se vislumbra en la gráfica. “Cuando comparas esto con los (alrededor de) 2 millones de dólares que tuvo nuestra en 2022, te das cuenta de que no hay margen para absolutamente nada. Es una agencia pobre, pobre, muy pauperizada, lo cual es un error porque la economía espacial, con todos los desarrollos, implica una economía de 500 mil millones de dólares (en el mundo). Estamos pagando por los servicios de otros países y no hemos logrado tener nuestra propia infraestructura”, dice Franco sobre el lugar que ocupa México en la nueva carrera espacial a nivel internacional.

“Estamos muy lejos de poder tener una actuación relevante en el desarrollo y en la economía espacial. Esto está muy lejos de lo que visualiza la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes y muy lejos de los proyectos del pauperizado nuevo Conahcyt”, concluye Franco.

El rol de la ciencia espacial

La ciencia espacial es más que mandar al hombre a la Luna. Es más, muchos de los problemas que hay en el planeta Tierra se pueden resolver con los avances científicos que se hacen desde el espacio.

Tan sólo desde el sector salud, muchos instrumentos que hoy se usan en hospitales son resultado del desarrollo de herramientas que se diseñaron para llevarse al espacio, explica Franco.

El sector de la higiene también debe su parte a la investigación espacial, la que permitió que se crearan los pañales.

“Estar en el espacio nos da otra perspectiva y nos da la posibilidad de observar zonas más amplias, con la luz que vemos todos los días, pero también en otras longitudes de onda como el radio, el infrarrojo y el ultravioleta y eso nos da información sobre la sanidad de los bosques, el crecimiento de las ciudades, sobre cómo crecen los cultivos y si están sanos o sobre la reducción de bosques”, dice Valdés. Además, las videollamadas con amigos a distancia o la educación en zonas rurales remotas que hoy se realizan son posibles gracias a la investigación espacial.

Valdés explica que en el Programa espacial universitario trabajan en un satélite de observación espacial que podría dar un poco de independencia al país en el asunto de las imágenes satelitales: “Sería nuestra propia tecnología. México gasta miles de millones de dólares en la compra de imágenes satelitales, porque no tenemos nuestra propia tecnología. La idea de este pequeño satélite es poner nuestro grano de arena y empezar a generar nuestras propias imágenes”, dice Valdés

La AEM no contestó la solicitud de entrevista para tratar el tema.

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