De acuerdo con especialistas en materia de finanzas personales, las emociones son estímulos que nos preparan para enfrentar situaciones adversas, por lo que son positivas para las personas, ya que les ayudan a protegerse de peligros.

En opinión de Paola Murillo Calderón, especialista en educación financiera y sicóloga, las emociones influyen directamente en la forma en que tomamos decisiones sobre nuestro dinero

“Estamos expuestos a pasar por estados emocionales intensos, ya que ciertas emociones pueden llegar a ser impulsivas o inmediatas, haciendo que perdamos el control”, señaló.

La experta indicó que estas conductas son explicadas a través de la economía del comportamiento. Esta disciplina indica que, aunque las emociones son sanas, es necesario tener autocontrol sobre sus efectos y evitar ser presa del momento.

Un ejemplo, explicó, es el “efecto pasión”, el cual puede provocar que la persona sienta un torbellino o euforia, algo similar a cuando después de un concierto nos encontramos en éxtasis, vemos un puesto de recuerdos y compramos una taza con la foto del artista favorito.

Cuando esa euforia pasa, te das cuenta que ya tenías otras tazas y no necesitabas una más, dijo.

Es aquí donde toma importancia la inteligencia emocional financiera que, de acuerdo con expertos, tiene como fin tomar conciencia de nuestras limitaciones cognitivas y emocionales, comprender cómo las emociones afectan a nuestras decisiones y utilizar este conocimiento para sopesar alternativas.

La también sicóloga enlistó sentimientos que influyen en los hábitos de consumo.

Cuando hay alegría o felicidad, por ejemplo, al tener un nuevo ingreso o un alza salarial, provoca que proyecte que nada puede afectar la situación financiera y tomamos decisiones inoportunas, afectando nuestros ingresos y gastos.

La experta señaló que “es en estos momentos cuando corremos el riesgo de aceptar compromisos a largo plazo o realizar compras por emoción, que se vuelven en remordimiento”.

En el caso de la tristeza o lástima, Murillo advirtió que son las emociones que más ponen en peligro la billetera, pues dirigen a las compras de forma compulsiva de productos o servicios para llenar un vacío emocional.

De acuerdo con la especialista, la ansiedad ha sido uno de los sentimientos que más ha afectado a personas en la pandemia de Covid-19; el miedo e incertidumbre hace que se preocupen por el futuro, por lo que, inconscientemente, abusan del crédito.

Otra de las emociones, los celos, obliga a los consumidores a dejarse llevar por el deseo de poseer lo que otras personas tienen, por lo que se gasta más de lo que puede pagar, “con el riesgo de un sobreendeudamiento por querer una vida similar”,

advierte.

La desidia o flojera traen como consecuencia que las personas eviten tener control de su dinero o que lo manejen de forma irresponsable, desde evitar revisar contratos o estados de cuenta, o posponer toma de decisiones.

Por instinto, cuando hay miedo o temor, el ser humano busca alejarse de cualquier situación que lo ponga en peligro, cómo por ejemplo negarse a analizar sus finanzas “por el temor de enfrentarse a una difícil realidad o miedo a perder su patrimonio”, explicó Paola Murillo.

Pese a alertar cómo estas emociones nos empujan a errar en nuestras decisiones financieras, la experta aseguró que son sanas, pero es necesario manejarlas y tener autocontrol sobre ellas.

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