La fue la más empinada en siete años, sobre todo a causa de la fuerte alza en precios de frutas y verduras. La inflación en el primer mes del año fue 0.89%, la tasa más alta para dicho periodo desde 2017, cuando alcanzó un aumento mensual de 1.7% por el gasolinazo de ese entonces.

El Índice Nacional de Precios al Consumidor reportó un aumento anual de 4.88% durante enero, con lo que ligó tres meses al alza y se ubicó en su nivel más alto desde junio del año pasado, de acuerdo con los datos publicados por el Inegi.

“Todavía existen riesgos al alza para la inflación. A nivel interno destaca el alto déficit presupuestario, el alza en salarios contractuales derivados del aumento en el salario mínimo, la inseguridad y la depreciación del peso”, dijo Gabriela Siller, directora de análisis económico de Grupo Financiero Base.

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Fuente: Inegi
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El rubro que más contribuyó al repunte de la inflación en enero fue los aumentos en frutas y verduras, que alcanzaron una tasa anual de 21.78%, la más elevada desde agosto de 2017, cuando registró 25.82%.

Entre los bienes y servicios cuyas alzas tuvieron mayor incidencia en la inflación de enero destacaron la cebolla, con aumento anual de 145.62%; jitomate, 63.52%; azúcar, 35.23%; frijol, 20.58%; loncherías, fondas, torterías y taquerías, 7.6%; restaurantes, 7.01%; leche pasteurizada, 6.82%; refrescos envasados, 6.6%; vivienda propia, 3.39%, y gasolina de bajo octanaje, 2.28%.

Escenario retador

“Aunque los precios de algunos de los rubros agropecuarios podrían ya detener su incremento, sus disminuciones no ocurrirán a la misma velocidad debido a los altos niveles de sequía, con 76% del país en condiciones ‘anormalmente secas’ o algo peor”, advirtieron especialistas de Banorte en un reporte.

La buena noticia es que la inflación subyacente, que incluye los bienes y servicios cuyos precios son menos volátiles, ligó 12 meses a la baja para llegar a 4.76% a tasa anual, debido al menor dinamismo de los precios de las mercancías, en especial las no alimenticias, ante la dilución de los choques de años pasados (pandemia de Covid-19, guerra de Ucrania) y la apreciación cambiaria, comentó Alejandro Saldaña, economista en jefe de Grupo Financiero Ve por Más.

Sin embargo, aunque la inflación subyacente ha disminuido, sigue siendo elevada, en particular por lo que se refiere a los servicios, cuya tasa anual se ubicó en 5.23% durante el mes anterior.

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En específico, preocupa el desempeño de las categorías no turísticas dentro de ‘otros servicios’, segmento que engloba 31 genéricos, de los cuales 65% presentan variaciones anuales superiores a 5%, destacando los avances en loncherías, fondas, torterías y taquerías, restaurantes y seguro de automóvil.

Otro rubro que reportó un alza importante en enero fue la educación, que registró un incremento anual de 6.63%, por las alzas en colegiaturas a nivel universidad, que aumentaron 7.23%, pero también en primaria, con 7.04%; secundaria, 6.29%, y preescolar, 6.22%.

Estos aumentos en precios de los servicios llamaron la atención de especialistas de Banorte pues hay riesgos para estas categorías por el alza en precios de distintos insumos, como carestía de los agropecuarios, ajustes salariales y un crecimiento por encima del potencial.

Radiografía regional

De acuerdo con los datos del Inegi, destacó el hecho de que el comportamiento regional de la inflación en el país no es homogéneo. Los estados con mayor aumento de precios fueron Yucatán, con alza anual de 5.9%; Chiapas, 5.8%; Nayarit, 5.6%; Michoacán, 5.5%, y Tlaxcala 5.5%.

Las entidades con menor inflación fueron Estado de México, con aumento anual de 3.7%; Guerrero, 3.8%; Baja California Sur, 4.0%; Coahuila, 4.1%, y Campeche, 4.2%.

Tras la dilución de los choques de años pasados, un entorno de moderación en el crecimiento contribuiría a que la inflación ceda más en 2024, estimó Alejandro Saldaña.

No obstante, advirtió que el proceso puede ser más gradual e, incluso, no lineal. En particular, todavía se observará cierta renuencia en el rubro de los servicios, dijo.

Además, las tensiones geopolíticas actuales y los eventos climáticos pueden presionar más los precios de energéticos y alimentos, por lo que, en opinión de Saldaña, es probable que la inflación vuelva al rango de tolerancia de Banxico, en torno a un nivel de 3%, hasta el primer trimestre de 2025.

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