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Hola, copa menstrual; hasta nunca, tampones

08/09/2015 |09:54
Redacción El Universal
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Copa menstrual: creo que éste es el inicio de una hermosa amistad

La primera vez que fui a San Francisco, en 2010, me metí de curiosa a un supermercado especializado en productos locales-orgánicos-independientes-comercio-justo-en-armonía-con-el-medio-ambiente, una especie de Whole Foods en ayahuasca. Mientras tonteaba entre los pasillos, me topé con un producto insólito, algo que jamás había visto ni imaginado: una copa menstrual. La vi de reojo y me fui rápido, no me fuera a atacar o algo.

Regresé a México a comentarlo: “En una tienda bien chaira vi un vasito que te metes en la vagina cuando estás menstruando, jaja, o sea, pinches hippies, guácala, se pasan, qué incómodo, fuchi”, porque después de 26 años seguidos de ver comerciales de kótex y támpax protagonizados por chicas enojadas con el novio que luego juegan tenis (?), pues una alternativa reutilizable para “esos días” era inconcibibish, un escándalo, una ABERRACIÓN.

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Así que continué con mi régimen habitual de toallas con alas que invariablemente se hacen bolas y absorben nada más la mitad, y de tampones que son caros, chorrean y que te dan la eterna paranoia del síndrome del shock tóxico. Seguí con mi rutina de generar chingos de basura: la bolsa del paquete, la bolsita individual de unos y otros, el aplicador de plástico, además de los “artículos de higiene personal” en sí, hechos de pura mugre sintética que tarda cientos de SEXENIOS PRIISTAS en degradarse.

¡PERO SOY UNA CHICA NORMAL QUE NO SE ANDA CON MAMADAS CHAIRAS DE QUERER SALVAR AL MUNDO!

>:-/

No volví a pensar en el misterioso vasito hasta que, hace como un año, fui a echar unos tacos a mi taquería favorita, (¡mención no patrocinada por su delicioso sabor!). Como es un lugar muy chiquito, es fácil entablar una conversación con los demás comensales. Ahí, una chava nos habló a las desconocidas presentes sobre las bondades de la copa menstrual, de cómo era una alternativa sustentable frente a las miles y miles y miles de pinches toallas que vamos dejando en el camino por cuarenta años, de cómo te ahorrabas una lanota y de cómo cambiaba la forma en que te relacionas con tu cuerpo. Aunque lo último me sonó medio místico-esotérico, lo demás me convenció y dije: pues ya, me compro una.

Pero como tengo la capacidad de atención y la memoria de un gatito pachecho, pasaron meses y meses hasta que me acordé. Fui a la computadora y pedí una copa a Mercado Libre. Opté por una de la marca MeLuna, porque es alemana y soy una pinche malinchista. Y porque estaba barata y había de colorcitos y las reseñas en Amazon estaban bien. Clic.

Llegó la copa, la guardé en un cajón, y a la semana me bajó. Leí que había que hervirla antes de usarla. La puse tres minutos en el microondas (idea de negocio: un horno que traiga, además de la opción de palomitas y de comida congelada, la de “desinfectar copa menstrual”).

En el folletito venían distintas formas de doblarla para meterla cómodamente. El que tiene forma de C no me funcionó, así que opté por el S y ya, entró, ¡puc! Me puse una toalla por si las dudas y salí a montar a caballo y jugar tenis con una faldita blanca. O sea, me quedé en mi casa en pijama a trabajar. O sea, a ver Facebook.

Después de un par de horas, la superficie del kótex seguía blanca (en contra de lo que hubiera pasado con un tampón, que siempre chorrea). Saqué la copa y ahí estaba la sangre, en su estado líquido/espeso. Nunca la había visto así. Con los materiales "de extrema absorción y con gel efecto maxi-sec con florecitas voladoras", todo se vuelve una mancha café de la que hay que deshacerse lo más pronto posible, bien envueltita para que no quede evidencia, hasta el fondo del bote, que nadie vea, vámonos, ssshhh. Como que a una se le olvida que, así solito, es un fluido potencialmente engorroso pero no desagradable ni asqueroso ni que te haga exclamar “¡Ay guáaaaacalaaaa!”.

Entonces entendí a la chava de la taquería: por más hippie que suene, sí te acuerdas de cómo funciona la menstruación y para qué es; estableces una relación más feliz con tu ciclo natural y haces las paces con tu cuerpo. Además, entiendes de una vez por todas dónde chingados está tu cérvix.

Al día siguiente me puse mal la copa y entonces hubo un gran derrame sangriento. Pero después vi los tutoriales de esta chavita, descubrí qué tenía que hacer para que abriera correctamente una vez dentro de la vagina, todo quedó clarísimo:

www.youtube.com/embed/ZufVZh39mns

(Soy fansísisisima de esta morra.)

Ahora no puedo creer cómo sobreviví a veinte años de menstruación sin utilizar este maravilloso invento. No puedo dejar de hablar de la copa, me hice copamenstrualieber, y no descansaré hasta que todas mis amigas dejen de darle su dinero a malvadas empresas transnacionales que lucran con nuestro aparato reproductor y nos venden chingaderas ultracontaminantes, carísimas e imprácticas.

¡Y peligrosas! Como bien se puede leer en . (No se pierdan los comentarios, en los que todos culpan a la chava: oooobveeeeo, te violan por ponerte falda y te amputan la pierna por ponerte tampón.)

¡Una porra para la copa menstrual! ¡Gooooooya, goooooooya! Etcérera.

Muy tarde descubrí que hay dos copas mexicanas que están muy bien reseñadas internacionalmente. Si quieren comprar una, están la y la . Apoyemos el producto nacional.

***

Al ver dos veces al día mis 15 mililitros de sangre fresca en la copa, no pude evitar pensar en el arte menstrual y la extrema ridiculización que se ha hecho al respecto. Pinches burlas misóginas. A ver:

—Si un hombre (Andrés Serrano) usa su sangre y su semen para hacer su obra: “OH MAESTRO QUÉ MARAVILLA” y lo ponen en una portada de Metallica.

“Lo vi en el aparador y me gustó”, dijo Kirk Hammett.

—Si un hombre (Hermann Nitsch) usa sangre de animales: “OH MAESTRO QUÉ INCREÍBLE” y se arma un pedo entre los eeeentelectooooaaaales porque cancelan la exposición en Jumex.

“HOLA SOY ARTISTA MÍRENME”.

—Si una mujer usa su sangre menstrual: “AHAHAHAHA ESO NO PUEDE SER ARTE PINCHE HIPPIE RIDÍCULA AHAHAHA ADEMAS KE ASCO”.

(Está bien padre esta onda de Zanele Muholi, que tiene otras cosas muy chingonas. para un video que habla de su activismo visual).

Si tuviera algún talento acuarelístico, le entraría a este desmadre nomás por chingar (que es básicamente para lo que sirve el arte, ¿no?). Pero como no es así, les dejo un bello dibujo tipo Paint que hice de LA COPA MENSTRUAL ASESINA.