Las ayudas sociales son el distintivo de un gobierno que cumplió su promesa de cambiar la lógica de cómo se gobierna. No regar al empresariado y las élites suponiendo que el dinero de ahí gotearía hacia abajo, sino regar al país desde las raíces, para que el dinero suba y se esparza.

Los liberales no discernieron entre problemas endémicos, errores y rezagos: todo lo satanizaron de forma pareja. Todo está Mal y no hay nada Bueno: esa fue su única y machacona narrativa.

Pocos mexicanos sentimos confianza en el Sistema de Justicia. Si tenemos que tratar con él, antes nos persignamos tres veces, incluso los judíos y los ateos.