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TOLUCA, Méx.— Óscar Álvaro Montes de Oca, liberado tras permanecer siete días en un penal de máxima seguridad por delitos que no cometió, calificó como “un infierno” lo vivido, y aseguró que emprenderá una campaña social y empleará toda su energía para apoyar otros casos similares al de él, ya que en México “todos somos presuntos culpables antes que inocentes”.

Óscar, a quien le cambiaron su maleta por una cargada con 20 kilos de cocaína durante su trayecto de Argentina a México, obtuvo su libertad. Es un “hecho histórico”, dijo el rector de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Jorge Olvera García, quien junto con el gobernador mexiquense Eruviel Ávila, apoyaron legalmente el caso.

Visiblemente cansado, con dificultades para caminar y coordinar, el universitario —cuyo caso en redes sociales desató una intensa defensa a su favor con la concurrencia de la sociedad e instituciones nacionales y extranjeras— aseguró que se deben tomar medidas urgentes para evitar casos similares.

En una conferencia de prensa, horas después de abandonar la cárcel, agradeció y consideró positivo que haya sido él, y no otro, quien haya pasado ese trance, pues sabía, dijo, que su familia “no se daría nunca por vencida”.

“Si se le puede tomar algo positivo a todo esto es que por un lado agradezco que me haya tocado a mí, que tuve una familia que sabía que jamás se iba a rendir, además bastante numerosa, tengo como 25 madres, unos 25 padres y como un millón de hermanos”, señaló Óscar en referencia a sus primos, tíos, tías, padres, amigos y compañeros presentes, antes de romper en llanto; una docena de ellos rapados en un gesto solidario que lo conmovió.

Acompañado por el rector de la UAEM, sus padres Óscar y Elena, así como por el abogado Sergio Ruiz, quien encabezó su defensa ante el Juzgado Décimo Tercero de Distrito, el estudiante agradeció a las autoridades y sociedad civil, que sin preguntar dijo: “Se la jugaron por mí, les debo la vida.

“Hoy estoy aquí y me cuesta trabajo, porque desafortunadamente gran parte de mí se quedó allá adentro… pero el hecho de estar aquí y verlos a todos ustedes es algo que me motiva no sólo a echarle ganas para mi vida, sino a comprometerme cada vez más socialmente con todas las personas que así lo requieran, así como ustedes lo hicieron conmigo; les debo mi vida, les debo que yo esté aquí y jamás voy a terminar de pagárselos”.

Explicó que durante su estancia dentro del penal de máxima seguridad, donde hizo amigos y enemigos, se cubrió con cobijas que huelen a orines e ingirió comida “horrible”, lo cual no sólo calificó como un infierno, sino como una forma del tipo de “violencia estructural que se vive en México”, donde “todos somos susceptibles” de pasar por lo mismo, expresó.

Óscar abandonó el Cefereso número 4 de Tepic, Nayarit, a la 01:00 horas del viernes, después fue hospedado en un hotel de esa ciudad y a las 08:30 horas salió en un vuelo privado a Toluca, cuyo costo fue pagado tanto por el gobierno estatal como por la UAEM.

Luego de pasar siete días en el penal acusado de posesión y trasiego de enervantes, recomendó a la población tomar medidas de seguridad cuando viajen, como tomarse fotos con el equipaje registrado.

Mencionó que se deberá ejercer presión contra las aerolíneas, los gobiernos y los sistemas aeroportuarios, para que generen mecanismos de seguridad y protección al pasajero.

“No puede ser que por el simple hecho de una etiqueta, que se puede quitar con las manos, sea suficiente para acusar a alguien de tráfico de drogas”. Anticipó que iniciará una lucha en favor de las personas recluidas en penales federales que son inocentes.

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