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Valeria Manjarrés Rivera y Omar Canek Zamilpa Fernández tienen 12 años de edad. No se conocen. Ella es de Jerez, Zacatecas, y él de Iguala, Guerrero. Cada uno batalla todos los días para ir a la escuela y ser uno de los mil mejores estudiantes de sexto grado del país.

Viven realidades diferentes. Valeria quiere ser abogada o médico y Omar apuesta por ser cardiólogo. Tienen sueños. A los dos les preocupa la violencia en sus comunidades y les duele ver a los maestros marchar, gritar y ser golpeados.

Valeria lamenta que esta situación pueda dividir al país, a Omar le da tristeza ver que los maestros son golpeados y lastimados.

Durante su estancia en la Ciudad de México, junto con otros 998 estudiantes destacados en la Olimpiada del Conocimiento 2016, visitaron Teotihuacán, el Bioparque, el Museo Nacional de Antropología y la Residencia Oficial de Los Pinos.

Cada uno estuvo al lado del presidente Enrique Peña Nieto, estrecharon su mano y posaron para la foto, el mandatario los felicitó, caminaron a su lado, luego ingresaron, cada uno con sus respectivos compañeros de sus estados —al igual que otras 30 delegaciones— a la casa presidencial para otra foto.

Valeria dice que su hogar está a una hora de Zacatecas. Vive en un departamento cerca de la salida de la ciudad, rumbo a la capital del estado. Es una niña inteligente y tiene claros sus pensamientos.

Se le pregunta qué piensa al saber de la violencia en su estado: “Pienso que cuando decidimos mejorar a México no sólo deberíamos decir que los políticos lo hagan, yo digo que cada persona zacatecana o de cualquier estado podríamos hacer algo para mejorar a México, porque todos somos mexicanos”, dice.

¿Qué piensas al ver a los maestros marchando, gritando, pidiendo que los apoyen?, le preguntan. “Yo pienso que todos podemos apoyarlos, yo digo que está mal que México se esté separando por estas razones, porque pues no está bien” asegura.

Valeria sonríe cuando le preguntan qué quiere ser de grande: “Quiero ser cirujana o abogada, y llegar a ser presidenta de México”.

La vida de Omar Canek en Iguala de la Independencia pudiera parecer muy lejana a la de Valeria.

Ahora que está de vacaciones se levanta temprano para ayudar a su mamá en las labores del hogar, cuando va a la escuela su jornada inicia a las 6:00 de la mañana.

Opina sobre la movilización de los maestros de Guerrero: “Me siento triste porque esos maestros están peleando por una razón y es que están inconformes. Es muy probable que no estén bien informados porque, como dijo el Presidente, la reforma supuestamente es muy noble, pero sí me da mucha tristeza ver que son lastimados, son golpeados y más por los policías”.

Omar también tiene presente la violencia registrada hace casi dos años con la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. “Me siento muy decepcionado de mucha gente que ve por sus propios intereses y no ve por el bien común, el de todo México, al hacerlo pasan a traer [afectar] a las demás personas que son inocentes. eso es lo que pienso al respecto”, señala.

“[Lo de los normalistas] son actos de violencia que jamás deberían pasar porque en México la mayoría de la gente no tiene nada que ver con la delincuencia, son otras personas que no ven por el interés de todo México y no por el de los demás”.

Quiere ser cardiólogo, precisa Omar. Ambos se sienten orgullosos y emocionados por haber ido a Los Pinos y saludar al Presidente, “sabes que lo haces con esfuerzo y esmero, y esto es el premio que recibes de todo eso”, coinciden.

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