alberto.morales@eluniversal.com.mx
El gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores (PRI), afirma que su administración trabaja para que el movimiento magisterial en la entidad no se contamine de los acontecimientos en Oaxaca, con la disidencia, por ello, dice que es correcta la decisión de la Secretaría de Gobernación de abrir una mesa de diálogo con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) para atender sus demandas.
Considera que Guerrero tiene heridas serias y muy latentes después de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en 2014.
A nueve meses de haber asumido el cargo, afirma en entrevista con EL UNIVERSAL que la seguridad y la narcoviolencia son los principales retos que enfrenta.
Dice que al igual que hace 12 meses —aún como candidato— ve a Guerrero como “una jaula chica con dos enormes tigres: la pobreza y la inseguridad”, y hoy él está ahí “bien parado, sin temores, con una gran determinación de seguir enfrentando a esos tigres”.
El mandatario guerrerense también reflexiona sobre la pasada contienda del 5 de junio y llama a analizar qué ocurrió en cada entidad.
¿Qué lección le dejaron al PRI los resultados del pasado 5 de junio?
—La gente ya está reconociendo y castigando, y está castigando más que reconociendo. La función del poder está en la lupa ciudadana, éstos observan cómo actúan los gobernantes, otra cosa que creo, es que a la gente le está gustando la alternancia, los partidos le convencen menos, ante eso, vota por quienes creen que les pueden dar una alternativa de bienestar. La lección que nos da es que el PRI no debe colocarse en la confrontación. El PRI tiene que acostumbrarse a hacer un análisis cuando se gana y cuando se pierde hay que hacer más análisis.
¿Qué opinión le merece la salida de Manlio Fabio Beltrones del PRI?
—Es una decisión personal, honesta de su parte, pero en este momento no resolverá ningún problema dentro del PRI. Creo que previo a su salida debió haber una gran reflexión respecto a lo que sucedió en la elección, pero también hay que esperar a ver qué va a decidir el Consejo Político, que antes de aceptar o rechazar, debe analizar qué fue lo que pasó en las elecciones. No sólo se tiene que analizar la acción de la dirigencia, sino un todo, como la acción de los gobernadores, para saber qué y por qué sucedió.
¿Usted tiene información que gobernadores de su partido operaran en contra del PRI?
—No tengo información de que un gobernador del PRI operara en contra de su propio estado, sería tanto como autoflagelarse. Pero sí hay que revisar lo que pasó en cada entidad.
¿Qué perfil debe presidir al PRI?
—No quiero entrar al asunto de los nombres, porque eso no ayuda, prefiero que haya tiempo y que se observe qué es lo mejor para el priísmo nacional y que todos aprendamos la lección de la elección y que no nos ofendamos si hubo responsables y si hubo actitudes que influyeron en los resultados.
¿Cuál es su corte de caja a nueve meses de haber asumido el cargo?
—Han sido nueve meses intensos, complejos, nada ajeno a lo que observé que podría ser, pero Guerrero camina todos los días con sus problemas. La narcoviolencia sin duda está afectando a los guerrerenses ligados a otro tipo de acciones ilícitas como la extorsión, pero es un estado que ha ido volviendo a la normalidad. La gobernabilidad está, aunque hay asuntos como la reforma educativa que ha generado una serie de movimientos con los maestros.
Sobre la reforma educativa, ¿ve un escenario similar al de Oaxaca?
—Hay que ponerle atención a las cosas, no hay que dejarlas correr, es muy importante entrar al diálogo, me parece muy correcto el anuncio de la Secretaría de Gobernación de que habrá diálogo, creo que estamos en el momento oportuno lamentando lo que pasó en Nochixtlán, Oaxaca, y espero que eso no suceda en Guerrero, porque el estado tiene heridas muy serias y muy latentes de lo que pasó en 2014 con los 43 desaparecidos. Esto no inhibe, no limita, pero ha hecho pensar a los guerrerenses que este tipo de cuestiones en donde hay dolor, hay pérdida de los seres queridos, no resuelve nada.
¿Puertas abiertas y diálogo para la CETEG en Casa Guerrero?
—El gobernador no es enemigo de la coordinadora en Guerrero.
¿Qué avances hay con su iniciativa para regular el uso de la amapola con fines medicinales?
—Esta es una idea, un proyecto que comenté y hace falta que se construya como una iniciativa, con una ruta hacia el Congreso, que todavía no existe como tal, es un plan que estoy convencido que es viable y que hay que trabajarlo en la ruta medicinal, igual que la marihuana, no planteó que sea para el consumo.
¿Hasta septiembre habrá iniciativa señor gobernador?
—Así es. No es sólo un asunto mío, creo que hay que encontrar una gran concurrencia, pero algo les puedo decir: nadie me ha dicho que estoy mal.
¿Cuáles son los puntos negativos al retrasar estos temas?
—No me parece correcto que un asunto que afecta a la sociedad pueda retrasarse sólo por un desacuerdo político, pero es un tema que debe colocarse en el Congreso a la brevedad, a lo mejor no como está planteado en su esencia, porque el Congreso no está obligado a aceptar las cosas en los términos de la iniciativa por parte de quien las promueve, en este caso del Presidente. El Congreso para eso tiene facultades y son ubicar la iniciativa a las condiciones exactas de la sociedad.
¿Qué ha hecho para que el caso de Ayotzinapa no se repita?
—He sido responsable en el tema. He tratado de colaborar para que el caso de los 43 no se complique en Guerrero. La ruta ha sido federal y he tratado de asumir una actitud que me permita reiterar que soy de los más interesados en que se resuelva. Ha pasado tiempo y eso representa dificultades... Hay que evitar que policías y representantes del servicio público vuelvan a participar en esos eventos; hay que hablar con los alcaldes, capacitar a la policía, mejorar las condiciones de empleo, por ello hay que apostar a la minería en Guerrero, que está generando inversiones históricas, mejorar el turismo para evitar que los jóvenes se inmiscuyan en esos asuntos.
Usted decía como candidato que Guerrero era una jaula chiquita con dos tigres [pobreza e inseguridad] ¿El segundo se salió de control?
—Ese es el asunto complejo, nadie podía pensar que en ocho meses se resolviera un problema que se vino engordando. Los gobiernos anteriores no le prestaron atención a la seguridad, el conflicto de Ayotzinapa demandó mucha atención. El problema de Guerrero es la narcoviolencia, por ello todos los días estamos determinados a enfrentarla y tener conciencia de que es un asunto que no se resuelve en un mes.
¿En siete ocasiones el gobierno ha lanzado operativos en Guerrero y nada mejora?
—No me imagino cómo estaría Guerrero si la Federación no estuviera presente, si no se hubiera hecho todo lo que hace día con día, no hay operativo en el país que en ocho meses resuelva un problema de narcoviolencia.