Lisboa

Con la muerte de Mário Soares, Portugal ha perdido a uno de los políticos más brillantes e importantes de la Europa de la posguerra. En los difíciles años que siguieron a la Revolución de los Claveles de 1974, este socialista cercano al pueblo se convirtió en el “padre de la democracia”.

Soares, quien falleció ayer a los 92 años en Lisboa, fue primer ministro de 1976 a 1978 y entre 1983 y 1985, y después ocupó la jefatura del Estado durante dos mandatos, entre 1986 y 1996. Socialdemócrata moderado, regresó al país tras 12 años de exilio cuando la llamada Revolución de los Claveles puso fin a cuatro décadas de dictadura de António Salazar.

Como primer ministro, frustró los intentos del Partido Comunista de llevar a Portugal a la órbita de la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Con el tiempo, ayudó a guiar a su país hacia la democracia y al ingreso en la Comunidad Económica Europea, predecesora de la actual Unión Europea (UE).

Durante su presidencia, este abogado carismático recibió el sobrenombre irónico y cariñoso de “O Rei” (el rey). En sus últimas apariciones en público, cada vez menos frecuentes, siempre era recibido con fuertes aplausos. Y también entre sus rivales políticos se ganó un gran respeto.

Mário Alberto Nobre Lopes Soares nació el 7 de diciembre de 1924, hijo de un ex cura católico con un fuerte compromiso político y social. Soares empezó a combatir la dictadura de Salazar en 1942, cuando era un estudiante de sólo 18 años. Más tarde, ya como abogado, defendería a opositores al régimen y él mismo estuvo en prisión en incontables ocasiones. En 1949, en una de esas estancias en la cárcel, se casó con su esposa, Maria, quien falleció en 2015 con 90 años.

En 1973 fundó junto con otros compañeros el Partido Socialista de Portugal (PS). Consolidó su papel de estadista internacional a través de la Internacional Socialista, de la que fue vicepresidente a partir de 1976 y con la cual encabezó misiones para resolver conflictos en el Medio Oriente y en Latinoamérica.

En 1986, fue elegido presidente, el primer civil en el puesto en 60 años. Su amplia popularidad le ganó dos quinquenios consecutivos. Soares perteneció a una generación de líderes socialistas influyentes que incluyó a su amigo íntimo el francés François Mitterrand, el alemán Willy Brandt, el sueco Olof Palme y el español Felipe González.

Países como México —que otorgó a Soares la Orden Mexicana Águila Azteca en 2003— externaron su pesar por la muerte del ex presidente, quien estaba internado en el Hospital Cruz Roja de Lisboa desde el 13 de diciembre. Le sobreviven dos hijos.

El gobierno decretó tres días de luto nacional a partir del lunes, cuando será velado. Será despedido con funerales de Estado el martes.

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