En la mayoría de los hogares venezolanos los niños hacen cartas para que el "Niño Jesús" o "Santa" les lleve el regalo de Navidad, este año, sin embargo, la severa crisis económica que afecta al país hace que los padres hagan maromas para que ese juguete no deje de llegar.
Algunos padres, al asumir que la situación económica del país solo podía empeorar, compraron los regalos meses antes de que llegara diciembre y contaron a Efe que, de no haber sido así, no hubieran podido costear los regalos de sus hijos debido a la inflación galopante.
Otros narraron que antes de estas fechas no tenían el dinero y esperaban el cobro de unas utilidades que se diluyeron rápidamente con la compra de alimentos o medicinas y por ello estaban hasta última hora en la búsqueda del juguete o de la pieza de ropa que sus hijos puedan estrenar.
La licenciada en Contaduría Mayerlin Córdova, de 34 años y madre de una niña de 3, dijo a Efe que compró los regalos de "Santa" hace cuatro meses "porque se veía venir una inflación muy fuerte".
"Yo creo que la inflación sobre los juguetes específicos que yo compré fue más o menos del 30 %", dijo.
Fedecámaras, la principal patronal de Venezuela, dijo el lunes pasado que el índice extraoficial de inflación ronda en 500 %, mientras que el Banco Central (BCV) ha preferido mantener silencio sobre este dato a lo largo de todo el 2016, aunque los padres de familia aseguran no necesitar una información que ya han confirmado.
Jasmín Santiago, corredora de seguros, de 38 años, dijo que la inflación pudo haber impedido la llegada del Niño Jesús a su casa de no haber comprado los regalos de sus hijos de 9 y 3 años hace apenas mes y medio, cuando le compró al mayor una consola de vídeo juegos y al más pequeño una bicicleta.
"Le compramos una bicicleta que salió en 55.000 (bolívares, 82 dólares), ahora está en ciento cuarenta y algo (más de 140.000 bolívares, 208 dólares)", comentó y agregó que la consola le costó 600.000 bolívares (892 dólares) y que en la actualidad se consigue en 1.700.000 bolívares (2.526 dólares).
Y aunque da "gracias a Dios" por haber podido comprar los regalos de sus niños, comentó que su hijo grande "que ya sabe quién es el Niño Jesús" le hizo una carta en la que "pidió salud, pidió armonía y la paz (...) lo mejor para mi país" después de ver a "niños hurgando en la basura" para poder comer.
Pero muchos padres no tuvieron esa fortuna, Gladys Valencia, de 25 años y madre de un niño de 4, trabaja como empleada doméstica y dijo a Efe que este año "ha sido un desastre" porque lo que recibió de utilidades "ha sido para puro comer, para medio comer porque el Niño Jesús ahora mismo pasa de 20.000 bolívares (30 dólares)".
Lamenta no haber podido comprar siquiera las "tres muditas" de ropa que en los cuatro años de vida de su hijo ha podido estrenar en las fechas festivas de diciembre y aún recorre los comercios "esperando los remates de última hora" para poder comprar un juguete.
"Esto dan ganas de llorar", dijo.
La angustia de Gladys es compartida por Beatriz Guerrero, comunicadora social y madre de dos hijos que dejó el salario de ella y de su esposo en el pago de las cuotas especiales que deben dar los padres de los niños que estudian en colegios privados durante estas fechas.
Contó que recientemente le pidieron un regalo en el colegio de su hijo de 2 años para que un "Santa" se lo entregara durante un acto navideño y enloqueció al no poder comprar "ni siquiera un carrito (cochecito)".
"Gracias a Dios me pagaron un bono en la empresa y pude comprar unos jugueticos de piñata", dice y agrega que cuando se vio con los bolsillos tan vacíos rompió en llanto e intentó vender un reloj que pensaba que era de oro pero resultó tener solo un "baño" del metal.
Su hija de 10 años, "por fortuna", ya sabe que Santa y padres son lo mismo y pudo explicarle que solo podría comprarle algo de ropa, lo que su pequeña entendió sin mayores traumas.
"Ha sido muy duro este año, ni estreno, ni regalos, ni regalos entre esposos", dice y suma este estrés de fin de año a la "angustia de los pañales" y de buscar los medicamentos que ha necesitado en este año que está a punto de finalizar signado por la escasez de toda clase de productos de primera necesidad.
Este último mes, además, a la crisis económica se sumó la escasez de papel moneda, que se agudizó con la reciente medida presidencial de sacar de circulación el billete de 100 bolívares, el de más alta denominación, equivalente a 15 centavos de dólar, una medida que fue revertida una semana después, aunque persiste el clima de tensión.
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